¿Hace cuánto tiempo fue que llevaste por última vez almohadones nuevos a tu cama? Las almohadas que se usan para dormir son un elemento de gran importancia para disfrutar de un descanso reparador, ya que estas pueden afectar significativamente la calidad de tu sueño y la salud de tu cuerpo.

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Usualmente, las personas no prestan mucha atención a la edad de estos accesorios para el descanso, lo que muchas veces puede llevar a una serie de problemas de salud y a un sueño incómodo, esto debido a que, si estas están en malas condiciones, pueden causar malestar corporal y perjudicar en la salud.

Y es que, tal como ocurre con el colchón, las almohadas agotan su comodidad, esto significa que, cumplido su período útil pierden confortabilidad, además de que pueden lucir antiestéticas y antihigiénicas, por lo que en este artículo te respondemos a la pregunta ¿cada cuánto tiempo tengo que cambiar mi almohada para proporcionar que el descanso sea óptimo?

Este es el tiempo considerado para cambiar tus almohadas y las señales que te lo indican

De acuerdo con los especialistas de la Sleep Foundation, recomiendan que las personas hagan un cambio de almohada cada uno o dos años, aunque esto va a variar en función del tipo de esta y con qué frecuencia se use. Si el almohadón se usa constantemente, es posible que necesite ser reemplazada de manera más frecuente.

Pero, no es el único factor que debe de tomarse en cuenta para realizar un cambio, ya que, de acuerdo con el sitio de Luuna, además del material, el uso y el ambiente donde se use, pueden acelerar su deterioro, por lo que, a continuación, te presentamos algunas señales de estas que te pueden indicar que el tiempo de vida de tu almohada ha llegado a su fin:

Pérdida de firmeza: Si llega a notar que tu almohada ya no te brinda un soporte adecuado, dejó de ser blanda y esponjosa, o se siente menos firme, es hora de considerar un cambio.

Presenta manchas persistentes: Cuando notas que aparecen manchas difíciles de quitar, a pesar de un correcto mantenimiento, o que aquellas de sudor y humedad son imposibles de eliminar, es una clara señal de deterioro.

Malos olores: Si notas un olor desagradable en tu almohada, incluso después de lavarla, este puede ser un signo de acumulación de sudor, aceites y células muertas, entre otras, lo que podría indicar que es hora de obtener una nueva almohada.

Pérdida de la forma original: si tu almohada ha perdido su forma original, ya presenta aplanamientos, desniveles o le aparecen bultos, dejará de proporcionar el soporte adecuado para tu cuello y cabeza, por lo que es posible que sea hora de reemplazarla.

Alergias o problemas por mala posición: Finalmente, si cada vez que te acuestas comienzas a estornudar, presentar secreción nasal o te levantas con erupciones cutáneas, además de que surgen dolores de espalda continuos, apnea del sueño o existen problemas en los huesos, es conveniente buscar nuevas almohadas para remediar las dolencias y favorecer el buen descanso.