Artículo No. 1193
Sin que nadie lo imaginara, un cometa venido del espacio interestelar irrumpió en nuestro Sistema Solar, con sorpresa y curiosidad los científicos se alistan a estudiarlo.
Los científicos pueden calcular su procedencia y conocer de qué está compuesto, sin necesidad de viajar hasta allá.+
EL COMETA
El 30 de agosto de 2019, desde la península de Crimea, Rusia, en el Mar Negro, Gennady Borísov, desde su observatorio personal MARGO, observó un tenue y difuso objeto en movimiento, que no aparecía en las cartas estelares, pensó que sería un cometa. Gennady lo reportó de inmediato al Centro de Planetas Menores de la Unión Astronómica Internacional, como debe hacerse, para asegurar la autoría del descubrimiento. De ser un nuevo cometa, sería el octavo descubierto por él.
LA ÓRBITA
El Centro de Planetas Menores informó a otros astrónomos y observatorios del mundo, sobre el aparente nuevo cometa, quienes se apresuraron a estudiarlo. Después de seguirlo unos días y conocer parte de su trayectoria y coordenadas, los astrónomos pueden calcular el resto de la órbita. El Centro de Planetas Menores le calculó una órbita parabólica, lo que significaba que el cometa vendría de una región dentro de nuestro Sistema Solar.
Otros astrónomos, profesionales y aficionados, obtuvieron otro resultado, calcularon una órbita hiperbólica, lo que significaba que el cometa vendría de afuera de nuestro Sistema Solar, desde el espacio interestelar.
LAS CÓNICAS
Las trayectorias u órbitas de los planetas alrededor del Sol, de exoplanetas alrededor de sus estrellas o de los asteroides y cometas, siguen trayectorias curvas. Estas curvas son bien conocidas en matemáticas: la circunferencia, la elipse, la parábola y la hipérbola. Todas ellas reciben el nombre de: cónicas, ya que son las curvas obtenidas al seccionar un cono.
La circunferencia y la elipse, son curvas cerradas, mientras que la parábola y la hipérbola son curvas abiertas.
Los planetas, las lunas alrededor de los planetas, los asteroides y muchos de los cometas siguen órbitas elípticas. Muchos cometas siguen órbitas parabólicas, no son cometas periódicos porque la parábola no es una curva cerrada, rodean al Sol y luego huyen hacia afuera del Sistema Solar.
En 2017, se descubrió un asteroide que presentó una órbita no vista hasta entonces, una hiperbólica, lo que indicaba que provendría de afuera de nuestro Sistema Solar, desde el espacio interestelar. El asteroide habría nacido en un sistema planetario lejano desconocido. Fue llamado ’Oumuamua y se convirtió en el primer asteroide interestelar descubierto en nuestro Sistema Solar, 1I/’Oumuamua.
El asteroide resultó ser muy extraño, con una forma de cien metros de diámetro por mil de largo. Cunado se descubrió, el asteroide ya había recorrido nuestro Sistema Solar, y se encontraba de salida. No hubo tiempo para comprobar las hipótesis.
De forma sorpresiva, el 30 de agosto se descubrió un cometa con una órbita hiperbólica, lo que significa que también provendría del espacio interestelar. Por fortuna, el cometa, designado como 2I/Borísov, aún está recorriendo nuestro Sistema Solar, rodeará al Sol el 8 de diciembre, a una distancia mayor de la que separa a Marte del Sol, y luego tomará ruta de salida, los astrónomos tienen más tiempo para estudiarlo del que hubo con ’Oumuamua. Para ello, utilizarán lo único a su disposición:
LA LUZ
En el siglo XVII Isaac Newton descubrió que la luz se descompone en los siete colores del arco iris, lo que se conoce como: el espectro.
Décadas después se colocaron rejillas y lentes a los prismas y se pudo obtener el espectro de las estrellas lejanas. Se descubrió que los elementos químicos presentes en la fuente de luz, muestran líneas características sobre el espectro, cada elemento químico presenta sus propias líneas. Por fin se podía conocer de qué estaban hechas las estrellas.
Las llamadas líneas de Fraunhofer, muestran en los espectros los elementos químicos, su cantidad y temperatura.
Al obtener el espectro de la luz del Sol que reflejan los planetas, lunas y cometas, se eliminan las líneas o la cantidad de ellas que pertenecen al Sol, las líneas restantes pertenecerían al astro observado.
Esta técnica, llamada espectroscopia, cambió la astronomía para siempre, pasó de calcular la posición de los astros, a estudiar su composición.
Por ejemplo, mediante la espectroscopía se descubrió que el exoplaneta K2-18b a 111 años luz de distancia de nosotros, tiene agua en su atmósfera. En el caso del cometa 2I/Borísov, el observatorio de Canarias observó moléculas de cianuro presentes. Por ahora, queda claro que el cometa interestelar es muy similar a los cometas de nuestro Sistema Solar.
Aún está iniciando el estudio del nuevo cometa Borísov. Por el momento, se parece a los nacidos en nuestro Sistema Solar, lo que significa que nuestro sistema planetario no sería diferente del resto. Aunque esto apenas comienza. german@astropuebla.org