En las mitologías astronómicas, como en la conquista del espacio, las madres han sido protagonistas.
MITOLOGÍA
Calisto, ninfa de la corte de Artemisa (Diana), había jurado un voto de castidad. Cierto día, Zeus vio a Calisto bañándose en un río. Para acercarse y no ser rechazado, tomó la forma de Apollo y pudo seducirla.
Semanas después, cuando Calisto se bañaba de nuevo en el río, llegó Artemisa con su séquito de ninfas. Fue una desagradable sorpresa encontrar a Calisto embarazada. Ofendida, Artemisa la expulsó de la corte por haber roto su voto.
Llegado el momento, Calisto dio a luz a un hijo, al que nombró Arkas.
La celosa esposa de Zeus, Hera, desconocía la infidelidad; al enterarse tomó venganza contra la inocente Calisto, a quien convirtió en osa para nunca más ser deseada por Zeus. En otra versión, es Zeus quien la convierte en osa para esconderla de Hera.
Cierto día, siendo Arkas un joven divisó a una osa en el bosque y la siguió para darle cacería. Al enterarse Zeus de la tragedia por suceder, bajó a contarle a Arkas la verdad sobre su madre.
Temiendo que algún cazador dañara a Calisto, Zeus la subió al cielo como la Osa Mayor, y para hacerle compañía, colocó cerca a Arkas, como la Osa Menor.
CASSIOPEIA
La reina de Etiopía o Jopa – actual Tel Aviv Yafo – era esposa de Cefeo y madre de Andrómeda.
Cassiopeia tenia una notoria belleza y no tomó este regalo de los dioses con humildad. Era tanto su amor propio que presumía ser más hermosa que las nereidas. Una de ellas era Anfitrite, esposa de Poseidón – dios de los mares –. Las nereidas, humilladas por Cassiopeia, le pidieron a Poseidón la castigara.
En otra versión, Cassiopeia presumía la belleza de Andrómeda sobre la de las nereidas.
Poseidón envío al monstruo Cetus – la ballena – a inundar y destruir el reino de Cefeo y Cassiopeia. El rey consultó al oráculo de Amón para obtener una solución. El oráculo informó que sacrificando a Andrómeda ante Cetus se salvaría el reino. Con gran tristeza, Cefeo y Cassiopeia accedieron.
Andrómeda fue encadenada a un peñasco y abandonada a la espera de su trágico destino.
En eso, volaba de regreso Perseo, usando los zapatos de Hermes; venía de haber matado a la Medusa Gorgona, con el fin de recuperar su reino. Al ver encadenada a Andrómeda, se enamoró de ella. Ofreció a los reyes salvarla junto a su reino, a cambio de la mano de Andromeda. Llegado el momento, Perseo se enfrentó a Cetus con una enorme ventaja, en un saco traía la cabeza de la Medusa, quien aún tenía el poder de convertir en piedra a quien la viera a los ojos; error que cometió Cetus. Petrificada la ballena, se hundió en el mar, originando el coral.
Perseo salvó el reino y los reyes cumplieron su palabra. Perseo y Andrómeda tuvieron muchos hijos, entre ellos Perses, el padre de los persas.
Todos estos personajes mitológicos tienen su representación constelaria.
Pero las madres no sólo aparecen en las mitologías, también están presentes en la conquista del espacio.
LA MADRE DEL COSMONAUTA
Anna Timofeyevna Gagarina, madre de Yuri Gagarin, llevaba una vida rural en un Koljoz – granja comunitaria – en Klúshino, Rusia. Era una mujer con un apetito voraz por la lectura. En 1960, Yuri fue seleccionado para un nuevo proyecto secreto. Él no podía informar de qué iba el asunto, decía que era piloto de pruebas de nuevos aviones, y nada más. Nada en el mundo hacía pensar que se entrenaba para salir del planeta Tierra ¡imposible imaginarlo!
El 12 de abril de 1961, mientras Yuri Gagarin despegaba en el cohete Zemiorka y se disponía a dejar la Tierra, su madre, a cientos kilómetros, tendía ropa recién lavada. Su tranquilo día fue roto cuando su vecina llegó con el aliento agitado – ¡es Yuri! ¡es Yuri! Anna asustada, temió un accidente de su hijo en un avión. Encendieron la radio y escucharon que se llevaba a cabo el primer vuelo tripulado al cosmos, por la Unión Soviética, y que la nave espacial era pilotada por ¡Yuri Gagarin! Mientras su hijo flotaba en el cosmos, Anna se sentó a digerir la noticia. El padre pensó que era otro con el mismo nombre. Pronto, la calle se llenó de autos de los vecinos que llegaron a visitar a la familia Gagarin. Aquel día, Anna se convirtió en la madre del primer cosmonauta.
LA PRIMERA MAMÁ EN EL ESPACIO
En 1978 la fisico-química Anna Lee Fisher de EE. UU. entró al primer grupo de mujeres astronautas de la NASA. Para entonces, sólo había volado al espacio, la cosmonauta soviética Valentina Tereshkova (1964).
Anna Lee Fisher entrenó en el uso del brazo robot Canadarm, y en las caminatas espaciales, es decir, salir de la nave al espacio. Revisó el software del Transbordador para el despegue, la órbita y el regreso a tierra. Evaluó y supervisó las tripulaciones de las misiones STS-2, STS-3 y STS-4.
Se le asignó la misión STS-51A – 8 nov. 1984 – en el Transbordador Discovery. Estaba casada con el astronauta William F. Fisher; un año antes, el 29 de julio de 1983 nació su primera hija, Kristin Anne. En su misión, Anna Lee Fisher se convirtió en la sexta mujer en el espacio y la primera siendo mamá. Desde entonces otras mujeres astronautas con el don de la maternidad han realizado vuelos espaciales.
TAIKONAUTAS
Antes se pensaba que el cuerpo de la mujer protegía los órganos reproductores, por no estar expuestos. Lo que es falso. La radiación del espacio afecta a todos, y podría dañar en las mujeres la capacidad de procrear. Es por eso que en los requisitos para taikonautas, China pide que las mujeres ya deben ser madres. Así, si la radiación les afecta, ya no perderían la oportunidad de ser mamás.
Hasta hoy sólo las taikonautas Liu Yang y Wang Yaping han viajado al espacio; sus hijos las esperaron en tierra. Taiko = ‘espacio’ en chino mandarín; ‘nauta’ = navegante, en griego.
MAMÁ DE LA ERA ESPACIAL
Finalmente, si usted -como madre-, utiliza las nuevas tecnologías, teléfonos inteligentes, tabletas, el GPS o GLONASS, el internet, el horno de microondas, termómetros electrónicos, nuevos medicamentos, si ha sufrido alguna intervención quirúrgica no invasiva, si ha comprado pañales absorbentes para sus hijos, bien puede considerarse una mamá de la era espacial.
Con la hermosa nebulosa de la rosa, les deseo ¡Feliz Día de las Madres! y en especial a mi madre Marlene. german@astropuebla.org