Dentro de los electrodomésticos que pueden encontrarse, uno que puede generar dudas es el horno de microondas, en especial por las ondas electromagnéticas con las que funciona y si éstas son dañinas para la salud.
A muchos de seguro más de una vez les han dicho que no se paren cerca del microondas, en especial mientras está en funcionamiento, o que no se utilice tanto o para toda la comida, ya que podría causar problemas o enfermedades como el cáncer.
La ciencia en más de una ocasión ha tomado este tema e incluso existen organismos reguladores de los hornos de microondas y en México, la Profeco también ya ha hecho estudios de calidad sobre este dispositivo.
Por lo que siempre es buen momento para conocer cómo funciona en realidad el microondas y si existen algunas recomendaciones de salud o efectos contrarios por su presencia en la cocina.
El horno de microondas y su efecto en la salud
Primero hay que saber cómo funcionan los hornos de microondas, que tienen entre sus mayores ventajas la capacidad de calentar muy rápido los productos, lo cual se debe a que el calor se mantiene dentro de él y no se expande como podría ser con una hornilla de gas en donde el fuego se direcciona por varios lados.
Su funcionamiento se da de forma similar a las ondas de radio o de la televisión y de la electricidad, que son generadas en este caso por un magnetrón y es ayudado a la vez por un ventilador para dispersarlas a lo largo de su cámara.
Debido a que sus paredes están cubiertas con metal, estas ondas terminan por rebotar y regresan a su interior. Mientras que, el platillo giratorio ayuda a que el calor se distribuya de forma más uniforme en la comida que se quiere calentar.
La magia ocurre en la forma en que las ondas electromagnéticas del horno interactúan con las moléculas del agua de los alimentos y hacen que oscilen hasta generar calor por medio de la fricción molecular.
Su diseño se encuentra pensado para que una posible filtración de energía sea nula o acaso mínima. Debido a que todos los hornos de microondas se encuentran diseñados para evitar que estas ondas no escapen y se apague automáticamente al abrir su puerta, la exposición directa a ellas se evita.
Estas ondas tampoco son ionizantes, es decir, no son de aquellas que provocan enfermedades como el cáncer y no impregnan de radioactividad a los alimentos ni a las personas que se encuentran cercanas a ellas.
“Los fabricantes de hornos de microondas deben certificar sus productos y cumplir con los estándares de desempeño de seguridad creados y aplicados… con base en el conocimiento actual sobre la radiación de microondas”, explica la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos y que se encarga de regular el funcionamiento de estos dispositivos desde 1971.
Organismos como la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) y la misma FDA solo recomiendan no pararse de frente o contra el microondas mientras está encendido si se detecta un posible fallo en el dispositivo o si cuenta con una posible fuga que evite que todas sus ondas electromagnéticas se mantengan encerradas.
Por ello, si un microondas se daña no debe de utilizarse más y hay que reemplazarlo. Para los científicos, el riesgo de sufrir quemaduras con este electrodoméstico es el mismo que con otros diseñados para calentar alimentos, al referirse más a casos cómo el calentar la comida de más o al no tener cuidado al manipular utensilios muy calientes.
También, hay que recordar los materiales que no pueden meterse al microondas como son los utensilios de metal o de aluminio que pueden llegar a sacar chispas o incluso provocar que el dispositivo se descomponga. En el caso de los recipientes de vidrio, cerámica o plástico, la mayoría viene con indicaciones de sí son seguros para su uso en el horno.
“Si se quema cuando está parado cerca de un horno de microondas con la puerta abierta y no toca nada más que el piso, desenchufe inmediatamente el horno y deséchelo o haga que un profesional lo repare. Dicho esto, los relatos de que esto realmente haya sucedido son extremadamente raros”, comentó Christopher S. Baird, profesor asociado de física en la Universidad West Texas A&M.
Ahora que ya sabes que la radiación que emite el horno de microondas no es radioactiva, ni se mantiene dentro del equipo al dejar de funcionar una vez que se abre la puerta, ya puedes tener más confianza sobre los efectos en la salud que tiene su uso.