Ómicron fue la última variante contagiosa en gran escala de la Covid-19, descubierta a finales de 2021 y de la que los científicos ya habrían identificado su origen y el primer lugar en donde sus contagios comenzaron.
Esta cepa se mantiene cómo la más dominante en el mundo con la mayor cantidad de contagios, además la Organización Mundial de la Salud (OMS) explicó que se han desarrollado al menos 500 variantes de esta sola cepa, por lo que es un virus en evolución.
Con una mayor cantidad de información sobre la Covid-19, los científicos buscan rastrear orígenes en busca de crear mejores vacunas, así como para prevenir ante la futura creación de nuevas variantes cada vez más resistentes.
Ómicron y el origen del virus
En un estudio dirigido por la Universidad Stellenbosch de Sudáfrica y la Charite-Universitatsmedizin Berlín se encargaron de examinar muestras de infecciones por Covid-19 provenientes de 22 países africanos para conocer el linaje de BA.1 la primera cepa de la variante Ómicron.
De acuerdo con el análisis, el origen de la variante se dio en África occidental antes de que el virus comenzara a propagarse por todo el sur de África. Al respecto, fue Botswana y Sudáfrica los primeros países en alertar sobre la propagación a gran escala de una nueva variante a finales del 2021.
La forma en que se desarrolló Ómicron se dio a partir de la infección prolongada de una persona posiblemente inmunodeprimida, es decir, que ya se encontraba infectada por alguna enfermedad como el VIH que tenía comprometido su sistema inmunológico.
“El patrón de mutación de los ancestros de Ómicron y las cepas de Ómicron depositadas en las bases de datos públicas difería sustancialmente del patrón de mutación de Sars-CoV-2 en individuos inmunocomprometidos. Nuestros datos sugieren una evolución prolongada y geográficamente extendida de los ancestros de Ómicron en pacientes de toda África”, afirmó el estudio.
Para encontrar el origen, los científicos analizaron 13,097 muestras de infecciones tomadas del 22 de agosto al 27 de octubre de 2021. En los casos de muestras obtenidas de países como Benín ya contaba con rastros de los antepasados de Ómicron, los mismo para algunas obtenidas en Nigeria.
Debido a que en África occidental existe una debilidad en los sistemas nacionales de salud, la cantidad de pruebas y la poca secuenciación de genes provocó que el surgimiento de Ómicron no fuera rápidamente identificado.
En otros estudios como uno realizado por la Universidad de Ghana estimó que la mayoría de la población de África de los países del oeste han sido infectados por el coronavirus, pese a que las naciones han informado de muy pocos y una menor cantidad de fallecimientos.
Contagios de Ómicron plantean riesgos prolongados
Dentro de las investigaciones recientes sobre Ómicron su nivel de contagio se comparó con el de variantes como la de Delta al ser una preocupación los efectos de la larga duración de la enfermedad.
Los efectos del contagio prolongado van desde fiebre persistente, dificultades cardiacas, deterioro cognitivo y afectaciones a la calidad de vida del paciente. En el caso de Ómicron se pensaba que tenía una gravedad reducida y un menor riesgo de hospitalización, pero sus mutaciones han provocado ciertos cambios.
En los resultados de un estudio publicado por Nature Communicatios identificaron que las personas con Ómicron experimentaron síntomas posteriores a la Covid-19 similares a las de la variante Delta, las cuales iban desde los días 14 hasta el 126 de comenzado el contagio.
Aunque, las personas infectadas con Ómicron tenían menos quejas de cualquier síntoma después del día 90 a comparación de los infectados con Delta. De esta forma, sería Delta la variante de Covid-19 que mayor cantidad de efectos persistentes dejan en las personas infectadas.