La imaginación infantil encuentra campo de juegos en la astronomía, y otras ciencias. Muchos niños, jugando, terminan siendo grandes astrónomos. He aquí, algunas historias ¡Feliz día del niño!
UN PLANETA
En 1930, Clyde Tombaugh, en Estados Unidos, descubrió un nuevo planeta en nuestro Sistema Solar. Al otro lado del mundo, Falconer Madan, bibliotecario en la Universidad de Oxford, Inglaterra, le leía la noticia a su nieta Venetia Phair, de 11 años. El artículo mencionaba que el nuevo planeta aún no tenía nombre. Venetia, de inmediato propuso Plutón, Hades, para los griegos, pues ya existía el planeta Júpiter (Zeus) y su hermano Neptuno (Poseidón).
Falconer, hizo llegar la propuesta al observatorio Lowell, desde donde se hizo el descubrimiento. A Tombaugh le gustó el nombre, porque mantenía la tradición mitológica y porque la palabra Plutón, inicia con P y L, las iniciales de Percival Lowell, quien predijo la existencia de un lejano planeta, y había dejado un observatorio y dinero para la búsqueda.
La mitología llevó a Venetia a nombrar un planeta, pero las estrellas, convirtieron a un niño en héroe nacional.
UNA BANDERA, UN ESTADO
John “Johny” Benson, de 13 años, observaba por las noches, a la constelación de la Osa Mayor, desde su ventana en un orfanato, en Alaska. Al ser un territorio salvaje, la mayoría conoce las estrellas. Johny sabía que dos estrellas de la Osa Mayor, apuntan a la estrella polar, en la Osa Menor, la estrella más septentrional de todas.
Alaska, pertenecía a Estados Unidos desde 1867, cuando el Imperio Ruso la vendió. En 1927, un concurso buscaba darle a Alaska su propia bandera.
Entre más de 700 propuestas, la elegida fue la de Johny. Él, diseñó una bandera azul, por la flor “No me olvides” (forget me not), propia de la región, colocó a la Osa Mayor, por ser un animal presente en Alaska y una de las constelaciones más brillantes desde aquellas latitudes. Aparece también la estrella polar, representando al más septentrional de las regiones de Estados Unidos, además, también representa a una estrella en la bandera de los Estados Unidos, para el futuro Estado de Alaska, que no se convirtió en Estado, hasta 1959. Años después, se colocó en Alaska, un monumento a Johny Benson.
En la actualidad, hay tantas investigaciones, que los astrónomos no pueden analizar todos los datos. Es así, que existen proyectos en donde las personas, incluso niños, colaboran.
LAS ESTRELLAS
La explosión de supernova, es la fase final de las estrellas supermasivas. Observarlas, aporta mucha información a los astrónomos. Por eso, las buscan con entusiasmo.
En noviembre de 2008, Caroline Moore, de 14 años, colaboraba en el Observatorio Puckett en Georgia, Estados Unidos. Caroline estudiaba a la galaxia UGC 12682, en la constelación de Pegaso, cuando observó una explosión, a 69 millones de años luz. Ese día, Caroline, se convirtió en la persona más joven en descubrir una supernova, lo que se consideró un récord, que no tardaría en romperse.
Poco después, en marzo de 2009, Lucas Bolyard y Shay Bloxton, estudiantes de secundaria, colaboraban en el radiotelescopio Green Bank, de West Virginia, Estados Unidos. Después de revisar más de dos mil gráficos estelares, descubrieron una de las estrellas más raras y enigmáticas, una estrella pulsar.
Las pulsares, son estrellas que rotan miles de veces por segundo.
Bolyard declaró, que él jamás hubiera considerado estudiar astronomía, pero ahora, le gustaban las ciencias.
En octubre de ese año, Caroline y Lucas, fueron invitados de honor del presidente Barack Obama, en el evento, La Casa Blanca Bajo las Estrellas, en donde se les honró por sus descubrimientos.
Pero el récord de Caroline duró poco.
En enero de 2011, Kathryn Gray, de 10 años, oriunda de Canadá, acompañaba a su padre, un astrónomo aficionado. Como en otras ocasiones, le ayudaba a observar imágenes del cielo, que él recibí por internet, para colaborar en la búsqueda de supernovas.
De pronto, Kathryn le advirtió a su padre de un gran brillo en una de las imágenes. Señaló una explosión que sucedió hace 240 millones de años, en la galaxia UGC 3378, en la constelación de Camelopardalis (La Jirafa). La supernova de Kathryn, sucedió cuando los dinosaurios dominaban la Tierra.
Cuando Kathryn cumplió 13, su hermano Nathan, de 10 años, siguió sus pasos. Él identificó una supernova, a 600 millones de años luz de distancia, en la galaxia PGC 61330, en la constelación de Draco (El Dragón).
Y una vez más, el récord se rompió.
Las hermanas Koto Tomita, de 12 años y Rina Tomita de 9, de Ichinomiya, Japón, participaban en diciembre de 2014, en el proyecto KISS, Kiso Supernova Survey (Búsqueda de Supernovas, en Kiso), del observatorio Kiso de la Universidad de Tokyo. Ellas observaron una supernova, a 600 millones de años luz de distancia, en la constelación de Cetus, la Ballena.
Apenas el 1 de diciembre pasado (2018), Antonio Fernández, oficial del consulado de España en Moscú, fue a recoger a su hijo Diego, al club astronómico Na Danskói. Diego salió muy emocionado gritando que había descubierto una supernova. Detrás, venía su profesor Denis Denisenko aún más emocionado.
Resulta que Diego, de 9 años, junto a Ivan Spásich (12), Kiril Iónov (13) y Denis Vdóvin (14) revisaban la constelación de Volans (Pez Volador), cuando Diego notó un brillo que no estaba en las otras imágenes.
Existen muchas iniciativas de colaboración, como: Galaxy Zoo, para clasificar galaxias, Seti@Home, para buscar vida extraterrestre inteligente, o Planets Hunter (zooniverse) para buscar exoplanetas, y muchos más. Proyectos que veremos en un siguiente artículo.
Para participar, debes tener mucha imaginación, amor por la ciencia y desear ser un investigador científico, la edad, es lo de menos ¡Feliz día del niño! german@astropuebla.org