Comer no sería lo mismo si ese jugoso trozo de carne, esa olorosa fruta, un esponjoso pedazo de pastel o cualquier otro alimento no pudieran ofrecernos su característico sabor, por lo que la llegada de la Covid-19 también vino a provocar que este sentido se perdiera por completo al padecer la enfermedad, sin la posibilidad incluso de poder recobrarlo tras sanar.
Pero esta condición pareciera haber cambiado, pues un reciente estudio abrió la posibilidad de que con el consumo de picante las papilas gustativas recobren esta función, por lo que si tú eres del grupo que sufrió de este problema aquí te traemos todos los detalles al respecto de lo que hasta ahora se sabe sobre esta posibilidad y por qué puede suceder.
¿Cuál es la relación del picante con la Covid-19?
Así como se han realizado diversas pruebas para el entrenamiento de las neuronas olfativas mediante aceites esenciales luego de estas fueran afectadas por los mecanismos de las diferentes variantes de la Covid, una empresa dedicada a la elaboración de comidas buscó utilizar las propiedades del chile como un potenciador de sabor, para lo que requirió de 2000 comensales con la enfermedad.
Luego de diversas pruebas determinaron que 43 por ciento de estas personas aumentaron la cantidad de chile y otras especias en sus alimentos a fin de lograr este efecto pues genera una estimulación sensorial incluso pese a que sentido del olfato no se encuentre en las mejores condiciones, pues su consumo genera una situación similar a la de las personas adictas a correr.
Y es que en ambas actividades intervienen las endorfinas las cuales van siendo liberadas como respuesta al estímulo doloroso que genera el picante a fin de adormecerlo e incluso mejorar el estado de ánimo, lo cual incluso es registrado por la memoria, permitiendo aumentar la capacidad en el consumo de chile, dejando de lado los efectos generados en esta por la enfermedad.
¿Cómo se encuentran conformados los chiles?
Esa sensación característica que se percibe al consumir algo picante proviene de un compuesto llamado capsaicina, misma que genera dolor y ardor al entrar en contacto con áreas sensibles como la piel, ojos y boca e incluso este elemento es utilizado en la elaboración del gas pimienta, además de que incluso puede actuar como opiáceo causando que el cuerpo libere endorfinas.
En lo que respecta a nuestro cuerpo, la captación de esta sustancia se debe a que tenemos una familia de receptores en los nervios sensoriales que recubren las capas externas de la piel, el tracto naso-oral y gastrointestinal, las cuales se unen a la capsaicina para enviar señales al cerebro de la misma manera que son captadas las diferentes temperaturas.
Finalmente, esta reacción se debe a que dicha sustancia es soluble a la grasa, por lo que suele complicarse su alimentación de los receptores de la lengua por lo que la sensación incrementa ante una mayor cantidad de alimentos y se experimenta a través de un ardor que se amplifica, lo que el cerebro lo expresa con dolor y calor excesivo e incluso sonrojando la piel.