Quizá suene un poco raro y difícil de creer, pero ¿sabías que tus defensas podrían ser las culpables de la elección de tu pareja? Y es que, el deseo, muchas veces abrasivo, que alguien produce en nosotros puede tener relación con el término médico: antígeno leucocitario humano (HLA); dicho en otras palabras, nos referimos a nuestro sistema inmunológico.
De acuerdo con el psicólogo y terapeuta sexual Joaquín Alejandro Soto Chilaca, el enamoramiento químico y la atracción, inician en dos características imperceptibles a la vista: una persona con sistema inmune diferente al nuestro y su olor, del que somos totalmente inconscientes.
“Aquí es nuestro instinto reproductivo el que habla, porque asegurar la descendencia con una pareja con sistema inmunitario diferente, asegura una carga genética más diversa”, aseguró el especialista en entrevista con este medio.
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Cuando llegamos a recordar el momento en el que vimos por primera vez a nuestra media naranja, la memoria se suele proyectar en la sonrisa, los ojos, el sentido del humor o el atractivo físico de la otra persona, sin embargo, un grupo de científicos ha sostenido que la verdadera razón, no es tan romántica o sensual como se cree.
Un estudio de la Universidad de Dresde, publicado en la revista científica Nature, una de las más prestigiosas del mundo, concluyó que los seres humanos buscan parejas sexuales con un antígeno leucocitario humano muy distinto al propio.
Según los expertos, el HLA puede tener mucha influencia a la hora de escoger pareja, pues tras estudiar la conducta sexual de 254 parejas, los investigadores concluyeron que aquellas con complejos de antígenos leucocitarios muy distintos entre sí, experimentaban un mayor “deseo de procrear” y más satisfacción sexual.
Lo anterior, gracias a que dicho sistema, al que también como complejo mayor de histocompatibilidad (MHC), permite a nuestro cuerpo diferenciar entre nuestras células y células peligrosas como virus o bacterias.
Entonces, aunque suene curioso, la atracción de nuestros cuerpos está en relación directa con los anticuerpos de la otra persona.
La atracción y la relación con el olor
A pesar de que aún se discute cómo es que el HLA define el olor de nuestro cuerpo, está probado que ciertos componentes del mismo se encuentran en fluidos como sudor y saliva: “Los peces, aves y mamíferos prefieren compañeros con un código genético distinto al suyo, el cual determinan usando señales olfativas”, se lee en el estudio publicado en Nature.
Asimismo, se sabe que las neuronas olfativas identifican el antígeno leucocitario humano aunque nosotros no seamos conscientes de ello.
Finalmente, es importante aclarar que el estudio no menosprecia la capacidad humana de rebelarse y domar sus propios instintos sexuales, sin embargo sí echa mano sobre sus orígenes y la importancia del sistema inmunológico en nuestra conducta sexual, por lo es así como se hace una demostración científica al popular refrán: "Los opuestos se atraen".