Luego de la tragedia por la erupción de uno de los volcanes de la isla de La Palma, comenzó a cobrar relevancia el término de “psicología de emergencias”, pues diversos desastres han puesto el ojo en el comportamiento colectivo que tiene una sociedad.
Tras este tipo de sucesos, se puede observar pánico irracional, comportamientos antisociales, saqueos, entre otros, por lo que incluso se ha llegado a pensar que las películas basadas en estos temas radica en el comportamiento que reflejan del ser humano.
Por otra parte, investigaciones revelan que la mayor parte de víctimas de estos hechos disponen de recursos psicosociales para afrontar estos eventos, independientemente del grado de exposición a determinado desastre.
Dentro de los cuadros más frecuentes que se dan luego de un desastre natural, destacan el síndrome de estrés postraumático, el cual es la reexperimentación del acontecimiento traumático, que a su vez desencadena la evitación de estímulos que evocan a este suceso e incluso puede provocar intenciones suicidas.
Otro de los efectos es el síndrome de aflicción por catástrofe, efecto que se da en personas que han sufrido pérdidas considerables, mismas que se manifiestan en tristeza, ira, ansiedad, nostalgia, sentimiento de desgracia y otros.
También existe el síndrome del superviviente, que se expresa en irritabilidad, ira y agresión, que aumentan en los años siguientes al desastre, acompañados de desórdenes físicos.
Por otra parte los efectos en los niños afectados por desastres se muestran en comportamientos regresivos y un aumento de la dependencia.
Los expertos afirman que para atender el impacto psicológico generado por una crisis, hay que atender el desequilibrio que se produce entre lo que pide el afectado, lo que sucedió y los recursos con los que se cuenta.
Destacan que para evitar este tipo de problemáticas, los gobiernos deben prever programas de atención para este tipo de sucesos, como evitar asentamientos en lugares de riesgo, además que de que en caso de que no pueda ser evitado existan mecanismos para atender las necesidades materiales y psicosociales de una población afectada.