Existen diferentes gustos musicales, pues algunas personas prefieren a los artistas urbanos, mientras que otras buscan sonidos más frescos y románticos, como los que hacen los exponentes del pop, mientras que otro sector prefiere el rock, el alternativo o incluso otro grupo más escucha música clásica.
Estas preferencias no existen de manera aleatoria, sino que son resultado de distintos procesos sociales y psicológicos que al final determinan el interés que se tiene hacia cierto artista o banda, así es como lo han explicado los especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
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Los científicos han encontrado que la música igual puede traer consecuencias significativas, ya que regula nuestras emociones, lo que es de gran ayuda en momentos complicados. Por otro lado, se ha demostrado que algunos géneros pueden aumentar la resistencia física, como el rock y el pop.
¿Cómo se forman los gustos musicales?
La UNAM sostiene que estas preferencias se forman gracias a las experiencias y al contexto de cada persona, pero no solo eso, sino que igual es resultado de un proceso psicológico y de aprendizaje.
Al respecto, la maestra Concepción Morán de la Facultad de Psicología reveló que “la integración de las variables físicas del sonido con procesos cognoscitivos como el aprendizaje, la memoria y la emotividad en conjunto con un contexto estético y sociocultural determinado”.
En otras palabras, una canción o género puede hacerte sentir o pensar cosas distintas según tu estado de ánimo o por lo que estés pasando en cada etapa de tu vida. Entonces, puede tener consecuencias variadas en ti, así como en los demás.
La percepción musical se adapta a las reacciones que se han tenido ante algunas emociones, como la alegría o la tristeza. Lo que lleva a los oyentes a buscar una melodía en particular que les genere satisfacción.
La música regula nuestras emociones
De acuerdo con lo que comentó la docente de la UNAM, los efectos que tiene la música cambian, ya que cada persona asimila la melodía, articulación y velocidad de forma distinta, lo que hace que algunas canciones aumenten nuestros niveles de felicidad o tranquilidad.
“La música es una fuente de motivación intrínseca, de recreación, enriquecimiento y diversión, porque es algo que te puede gustar por sí misma, te hace pensar, te hace más tolerante hacia los demás y a determinadas situaciones”, comentó la profesora.
Añadió que por ese motivo se ocupa este medio de expresión artística para dar terapias a niños con parálisis, ya que los ejercicios que deben hacer son complicados, pero al añadir este recurso todo cambia.
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“En cambio, si le dices ‘mira, vamos a tocar este tamborcito con el pie’, entonces genera un sonido, luego puede generar un ritmo y es algo que al niño le gusta porque logra mover el pie y lo hace sentir bien”, destacó.