La trayectoria pastoral y profesional que realizó Ignacio González Molina, conocido por amigos y seres queridos como Padre Nacho, motivó a sus compañeros de la generación 79 del Instituto Oriente, a escribir el libro “Nacho: entre la fe y la razón”, el cual recopila una serie de anécdotas y experiencias que vivieron junto con él.
El Padre Nacho marcó la vida de los seguidores de su trabajo en Puebla, pues muchos lo recuerdan como un párroco “rebelde”, por la manera en que oficiaba sus misas, pues fue un crítico de la estructura política del país y la burocracia de la iglesia, se mantenía al día de los problemas de la entidad y condenaba todos aquellos actos que le parecían injustos.
“Era un misionero, era educador, dejó huella en cada uno de los niveles que tocó, era un viajero interno, amante de México y de su Tezuitlán, y por último un historiador, porque siguió con pasión lo que defendía, su gusto y conocimiento por la historia y música de México lo distinguió, fuimos testigos del cariño que dejó marcado en los asistentes de sus misas en la iglesia de San Jorge” expresó Manuel Carrido, compañero del padre.
Cabe mencionar que, el primer ejemplar impreso de este libro se presentó en el 2019 en el municipio de Teziutlán, evento en el que estuvo presente el párroco, no obstante, posterior a su muerte, sus compañeros de generación decidieron publicar la versión digital, con la finalidad de que más personas conozcan su trayectoria.
Durante la presentación de la versión digital de este ejemplar se reunieron alrededor de 30 compañeros de generación del Padre Nacho, quienes tuvieron una breve intervención para compartir una anécdota o palabras de afecto para quien fue su amigo por más de 40 años.
Con melancolía recordaron sus actividades como historiador y conductor de programas de televisión y radiofónicos como Suave Patria dentro de la capital poblana, así como el legado que dejó grabado en quienes acudían a sus misas, donde al encabezar las ceremonias colocaba entre otras más, playeras de la Franja Puebla, de quien también era aficionado.
Asimismo, entre risas y con un sinfín de fotografías con él, sus compañeros trajeron al presente los momentos más divertidos que compartieron con él. “Te recordamos una vez más en los proyectos sociales que compartimos, en las aulas, compartiendo sonrisas, cada vez reafirmamos lo que representa tu ser para cada uno de nosotros, un abrazo hasta el cielo”, expresó otra de sus compañeras.
Retomaron recuerdos con la familia del padre, de las visitas a su municipio, y de la admiración que le tenían por la manera en la que rompió los protocolos y estructuras en sus ceremonias eucarísticas, reafirmando su cariño y respeto por él.