Alcor Life Extension Fundation es una empresa que se describe como líder mundial en criónica, es decir, la preservación de seres vivos a bajas temperaturas, y en su caso, buscan apoyar a personas con enfermedades terminales a esperar al momento en que sus padecimientos tengan una cura.
Como si de ciencia ficción se tratara, existen al menos 200 personas que se han sometido a este procedimiento con la intención de que en el futuro puedan regresar a la vida, libres de sus enfermedades e incluso rejuvenecidos.
Por ello, la criogenización es un proceso que siempre ha causado controversia, al basarse más en un sentido de esperanza y a esperar a que la tecnología y el conocimiento humano permita en el futuro ser capaz de esquivar a la muerte.
Empresa que da esperanza a sus pacientes por la criogenia
Alcor es una empresa que tiene sede en Scottsdale, Arizona, esto en los Estados Unidos, donde los cuerpos de 200 pacientes se encuentran al interior de tanques llenos de nitrógeno líquido, un proceso que es conocido como criopreservación.
El proyecto comenzó en 1972, pero tuvo su primer paciente en 1976 cuando realizó su primera criopreservación humana. Con el avance de este tipo de estrategia para mantener cuerpos, tejidos y más, para 1986 su número de pacientes ya era de cinco y tenían ya su primer crioconservación en un animal.
Con su llegada a las oficinas principales en Scottsdale en 1994 su número de pacientes creció de forma exponencial hasta 27 y, tres años más tarde con la conformación del Fideicomiso de atención al paciente se permitió proteger la financiación a largo plazo para los pacientes criogénicos dando mayor seguridad a quienes decidían someterse al proceso.
En la actualidad, son 200 las personas que se encuentran en las instalaciones, la mayoría de ellos tomaron este recurso ante las enfermedades terminales que padecían y con la esperanza de que en el futuro exista una cura para ellos.
Algunos de ellos sufren padecimientos como la Esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que afecta las neuronas en el cerebro, otros padecen distintos tipos de cáncer y enfermedades que en la actualidad no tiene cura.
La esperanza de esperar congelado por un avance de la ciencia no es algo que muchos puedan pagar, ya que el proceso tiene un precio de 200 mil dólares para la conservación del cuerpo y de 80 mil dólares solo para el cerebro.
Junto a los pacientes ya en congelación, Alcor cuenta con cerca de 1,400 miembros vivos que pagan en espera a ser partes en algún momento del proceso, lo que permite a la empresa toma recursos de las pólizas de seguro de vida.
Para comenzar la crioconservación, la persona debe ser declarada legalmente muerta. Posteriormente, toda la sangre y los fluidos se eliminan del cuerpo y son reemplazados por productos químicos diseñados para evitar la formación de cristales de hielo dañinas ante las duras temperaturas a las que se someterá el cuerpo.
Una vez en los tanques sumergidos en el nitrógeno líquido, los pacientes esperarán por el tiempo que sea necesario hasta que la ansiada cura a su padecimiento llegue a ellos.
Pacientes famosos dentro de sus instalaciones
Dentro de los pacientes que tienen en sus instalaciones, dos casos en especial se volvieron bastante famosos y ayudaron a que la popularidad de Alcor como empresa y como esperanza para algunos creciera de gran forma.
El primero de ellos fue el de Hal Finney, conocido ahora como el paciente 128, y que en el mundo de la tecnología tuviera una gran importancia al ser la primera persona en ejecutar el software de Bitcoin después de su creador Satoshi Nakamoto.
Para 2009 Finney informó que padecía de ELA y el 28 de agosto de 2014 decidió someterse al proceso de criogenia en la empresa Alcor. Ese día fue declarado muerto de manera oficial y para realizar el pago del proceso acudió a su seguro de vida y a donaciones en bitcoin de varios de sus seguidores.
Como dato curioso en su historia, su esposa también forma parte de los miembros de la empresa, por lo que una vez que fallezca también su cuerpo será congelado en espera de volver a compartir más momentos con su esposo.
El segundo caso fue el de Matherym Naovaratpong, conocida como Einz, una niña originaria de Tailandia de apenas dos años, quien se convirtió en la persona más joven en ser sometida al proceso de criogenia.
La niña murió de manera legal el 8 de enero de 2015, unos días antes de cumplir los tres años después de desarrollar una forma rara de cáncer cerebral. En busca de darle una mayor esperanza de vida, sus padres consideraron todas las opciones, y finalmente optaron por hacerla parte del proyecto de Alcor para convertirla en la paciente 134.
Dentro de sus objetivos, Alcor marca que se encuentra el futuro restablecimiento de la buena salud y la reinserción en sociedad de todos sus pacientes, además del avance de la tecnología de congelación o criónica por medio de la investigación y el desarrollo.