Dinamarca se ha convertido en el primer país del mundo en poner en práctica la convivencia con el coronavirus, y no es que este haya dejado de circular, simplemente ya no condiciona la vida de la gente. Esto sucedió cuando la Covid-19 dejó de ser, oficialmente, una amenaza para la sociedad.
A principios del mes de septiembre, Mette Frederiksen, primera ministra del país escandinavo dio por controlada la epidemia y dijo que tocaba tratar a la Covid como una enfermedad más, apostando casi todo a las vacunas ya que, aproximadamente el 75% de su población, esta inoculada y, por otro lado, son pocas las personas hospitalizadas.
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Por este motivo, para ellos, la probabilidad de enfermar es casi nula y se considera poco probable que el SARS-CoV-2 vuelva a poner en aprietos a su sistema sanitario, esto siempre y cuando una nueva variante no rompa las reglas del juego; pero su gobierno insiste en que está preparado para retroceder si la curva de contagios se descontrola.
CONVIVENCIA CON EL VIRUS
El virus no va a desaparecer y aunque no se tiene claro como los daneses han llegado a este punto, lo cierto es que pocos países del mundo, incluso desarrollados, tiene una tasa de vacunación tan alta. Aseguran que hay que normalizar la enfermedad y en algún momento la pandemia será lo que los expertos denominan, una endemia, como la gripe.
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Para llegar a eso los daneses no solo creen necesario que más población se vacune, sino que las inoculaciones se vayan combinando con la inmunidad adquirida por el contacto con la enfermedad. Es decir, se trata de proteger a los más vulnerables con las dosis necesarias para que la letalidad baje, al mismo tiempo que el virus siga circulando y adaptándose a los sistemas inmunitarios en convivencia.
Aunque aún se aconseja tomar precauciones para evitar contagios, prácticamente las restricciones están eliminadas. Aunque aún hay los geles antibacteriales por doquier y carteles con las medidas sanitarias en comercios y transporte público.
Es tentador que Dinamarca venció la pandemia y sea el primer país del mundo en convivir con la Covid-19, puede servir de experimento y, de salir todo bien, pronto los demás países podremos seguir sus pasos.