La hora en la que nos dormimos y en la que despertamos se fija tomando en cuenta las actividades que se realizan de forma cotidiana, como el ir a la escuela, a trabajar o realizar distintas tareas en momentos específicos. De este modo es como se van formando diferentes hábitos que nos acompañan por mucho tiempo.
Los especialistas encontraron que puede existir un vínculo entre la costumbre que tienen algunas personas de levantarse temprano con los genes que compartimos con nuestros antepasados, específicamente con los neandertales, una especie ya extinta que perteneció a la especie del género Homo, justo como los seres humanos modernos.
Por ese motivo, se realizó una investigación en la que se analizó la carga genética de estos especímenes, al igual que las similitudes que tienen con las personas en la actualidad. Fue así como se descubrió que un sector de la población podría tener cierta disposición para madrugar por una parte de la herencia genética que tiene.
El material genético de nuestros antepasados
Es probable que los hábitos que tienen algunas personas relacionados con dormirse y levantarse temprano estén vinculados con la herencia genética de nuestros antepasados, quienes pisaron la Tierra miles de años atrás.
Esto se indicó en una investigación que se publicó en la revista Genome Biology and Evolution. Esta teoría sostiene que todo empezó cuando las distintas variaciones de homos que habitaban nuestro planeta comenzaron a colonizar Eurasia.
Esta convivencia habría ocasionado una interacción entre distintas especies, lo que trajo como resultado una serie de variaciones genéticas, pues algunos ejemplares estaban acostumbrados a ciertas condiciones climáticas, mientras que otros no.
A través de la selección natural, muchos genes heredados de estos seres fueron desapareciendo, lo que quiere decir que ciertas conductas también se fueron. Hay casos específicos en los que pudieron haberse quedado.
Los especialistas que trabajaron en este proyecto revisaron datos que estaban almacenados en el Biobanco del Reino Unido, que contiene información genética, de salud y de estilo de vida de medio millón de personas.
Fue así como los científicos definieron un conjunto de 246 genes que tenían nexos con el ritmo circadiano, que es una serie de cambios mentales, físicos y conductuales. Luego, con la ayuda de la inteligencia artificial encontraron que 28 genes pudieron estar conectados entre el material genético de los neandertales y de los humanos modernos.
¿Por qué dicen que hay una relación?
En el estudio se mencionó que los humanos modernos tienen sus orígenes hace unos 300 mil años en África, en donde las condiciones ambientales comenzaron a formar sus primeras características biológicas.
Tiempo después se fueron a otros continentes, ubicados en latitudes más altas, en las que había variaciones en el día, pues en esas zonas se metía el Sol más temprano, por ese motivo, fue que varias especies comenzaron a levantarse temprano para conseguir alimento antes de que oscureciera.
Durante estas migraciones se toparon con otras variantes de homos, quienes ya estaban acostumbrados a esas condiciones ambientales y con las que pudieron aparearse. Lo que dio resultado a una herencia genética con distintas características.
“Al analizar los fragmentos de ADN neandertal que permanecen en los genomas humanos modernos, descubrimos una tendencia sorprendente. Muchos de ellos afectaron genes que gobiernan los relojes biológicos en los humanos modernos”, explicó el doctor John Capra, epidemiólogo de la Universidad de California en San Francisco.
El científico añadió que “en la mayoría de los casos fue aumentando la propensión a ser una persona mañanera”. Aunque distintos factores pueden volver a ‘una persona madrugadora’, todavía se deben realizar más investigaciones para ver si hay nexos con la herencia genética.
“Nuestros próximos pasos incluyen aplicar estos análisis a poblaciones humanas modernas más diversas, explorar los efectos de las variantes neandertales que identificamos en el reloj circadiano en sistemas modelo y aplicar análisis similares a otros rasgos potencialmente adaptativos”, mencionó al final Capra.
Por su parte la agencia de noticias EFE afirmó que: "El estudio concluye que la propensión a ser 'madrugador' podría haber sido una ventaja evolutiva beneficiosa para nuestros antepasados que vivían en latitudes más altas de Europa y, por tanto, habría sido una característica genética neandertal digna de preservarse".
