La tradición de enviar buenos deseos a través de las tarjetas navideñas siempre será una costumbre que, a pesar de que han desaparecido un poco en los estantes de las tiendas, no dejará de ser un lindo detalle que se valora, ya sea en papel o digital.
Durante las fiestas decembrinas es común que las personas acompañen sus regalos con algunas postales para desear buenos deseos, pero en sí ¿cuál es el origen de estas tarjetas de Navidad? A continuación te lo explicamos.
¿CUÁNDO SE CREARON Y QUIÉN LAS INVENTÓ?
Fue en 1843, el mismo año en el que Charles Dickens publicó su libro Cuento de Navidad, cuando el aristócrata y educador inglés llamado Henry Cole se relacionaba mucho el círculo de la élite victoriana y gracias a sus habilidades sociales contaba con muchos amigos.
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En aquel entonces se usaba enviar cartas, tanto para Navidad como Año Nuevo, para las felicitaciones y los buenos deseos a todas las personas que se conocía, algo así como mandar WhatsApp a nuestros seres queridos en la actualidad, sin embargo, las labores diarias de Cole no le iban a permitir trabajar y escribir en poco tiempo.
Ante la falta de tiempo, fue como pidió a un amigo, el pintor y académico J.C. Horsley que imprimiera varias copias de una ilustración suya, con una típica escena familiar navideña en una pequeña cartulina que incluyera una felicitación general como “Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo”; la misma, también incluía dos líneas en blanco, una incluía la palabra “De” y la otra “Para”.
Pero la idea no paró ahí, pues ambos amigos decidieron que sería buena idea venderlas, de tal manera que encargaron mil ejemplares, los cuales vendieron en aquel entonces a un chelín cada uno -la moneda inglesa que en aquel tiempo se usaba-. Luego de esto surgió el negocio y fue así como se crearon las tarjetas navideñas.
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De las mil tarjetas que en 1843 se fabricaron, actualmente quedan muy pocas, incluso, en 2005 una de ellas se subastó por 8 mil 500 libras, un equivalente a más de 236 mil pesos.