Las ollas de aluminio son comunes en muchas cocinas por su versatilidad y eficiencia en la preparación de alimentos. Este material se destaca por su capacidad para distribuir el calor de manera uniforme, lo que permite una cocción homogénea.
Esto las convierte en herramientas útiles para preparar guisos, sopas y estofados. Una de sus principales ventajas es su ligereza. Comparadas con otras opciones, son mucho más fáciles de manejar, lo cual es conveniente cuando se cocinan grandes cantidades, ya que facilita moverlas o transportarlas.
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La durabilidad es otro aspecto atractivo de las ollas de aluminio. Este material soporta bien el uso continuo y las variaciones de temperatura, permitiendo un rendimiento prolongado sin deformarse o dañarse fácilmente. Sin embargo, algunos fabricantes recomiendan ‘curarlas’, un proceso que suele emplearse principalmente con ollas de barro.
¿Cómo ‘curar’ las ollas de aluminio?
El ‘curado’ de las ollas es un proceso que se realiza para extender su vida útil, además de prevenir que la comida adquiera un sabor metálico, evitar que los alimentos se peguen o que el utensilio se manche.
Varios fabricantes recomiendan aplicar este método antes de usarlas, como es el caso de ‘Monarca Artículos de Aluminio’ y ‘Alpro’. Existen varios ingredientes que se pueden usar en el proceso, muchos de los cuales se encuentran en la mayoría de los hogares.
Una fórmula común es hacer una pasta con jabón en polvo, jugo de limón y agua. Luego, se deben frotar todas las paredes de la olla con una servilleta de papel con aceite de cocina. Al finalizar, se debe dejar reposar por 10 minutos.
Pasado el tiempo de espera, se debe lavar la olla de aluminio con la pasta preparada en casa; asimismo, es importante enjuagarla con agua muy caliente para eliminar cualquier residuo. Así, ya estará lista para usarse.
¿Cómo ‘curar’ una olla de barro?
Este proceso se emplea más frecuentemente con las ollas de barro. La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) ha compartido tres métodos que se pueden aplicar a este tipo de materiales:
Agua, aceite o manteca: Sumergir la olla en agua por 24 horas. Luego, ponerla al fuego y, cuando esté caliente, aplicar cualquiera de estos ingredientes en su interior con la ayuda de un trapo.
Agua hirviendo, aceite o manteca: Llenar la olla con agua y ponerla al fuego hasta que el líquido se evapore. Después, se debe untar su interior con un trapo con aceite comestible o manteca.
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Ajo y vinagre: Sumergir la olla en agua fría durante toda la noche. Al día siguiente, secarla bien con una toalla y frotar un diente de ajo en su interior y exterior. Finalmente, ponerla en la estufa y agregar una taza de vinagre blanco, que se debe retirar una vez que hierva. Cuando la olla esté completamente fría, se debe lavar y estará lista para usarse.