Considerada por científicos como el sistema de humedales más extenso de Puebla, y uno de los santuarios de aves endémicas y migratorias más importantes del país, el Área Natural Protegida (ANP) Cuenca Hidrográfica del Río Necaxa, ubicada al norte del estado, es preservada desde hace varias décadas por pueblos indígenas, habitantes de la región y autoridades. Pese a los incansables esfuerzos por conservar el sitio, del cual depende en gran medida la disponibilidad hídrica en la Sierra Norte, la deforestación, contaminación, así como la cacería furtiva de flora y fauna, amenazan su frágil equilibrio ecológico a largo plazo.
Cientos de especies vegetales y animales originarias de México y el mundo convergen desde hace más de un siglo en este sitio compartido entre Puebla e Hidalgo, del cual casi toda su superficie está en suelo poblano. Aunque la mayoría de la fauna ocupa el lugar como santuario en sus travesías hemisféricas, muchas especies se asentaron en la zona para reproducirse.
De acuerdo con Jerónimo Chavarría Hernández, maestro en Ciencias en Edafología por el Colegio de Postgraduados (Colpos) y biólogo por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), los desafíos más grandes para la conservación del ANP, que mide 41 mil 691.5 hectáreas y se compone de cinco presas, mismas que se utilizan para la pesca y la generación de energía, son la tala furtiva y el cambio de uso de suelo.
Estas prácticas ilegales, afirma el director del ANP Cuenca Hidrográfica del Río Necaxa, Elimelec Anzures Vázquez, son ejecutadas año con año por pobladores que actúan en desconocimiento, pero también por desarrolladores inmobiliarios que pretenden detonar proyectos de vivienda en la zona al amparo de la ley, entre otros actores.
Por si esto fuera poco, la deforestación está vinculada con el robo de hidrocarburos, delito conocido como huachicol, que se da gracias a la existencia de ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex) en la región, destaca el funcionario, quien subraya que dicha información ha sido compartida por otras autoridades locales y federales, y no precisamente constatada por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).
Sin embargo, sostiene que todas estas problemáticas, pese a ser comunes, no son preocupaciones mayúsculas aún.
Datos de diversos organismos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) señalan que este sitio es hogar para más de 400 especies de flora y fauna. De ellas, al menos 300 son aves, que representan 50 por ciento de esas familias taxonómicas reportadas en todo Puebla.
Pese a ello, todos los años se generan avistamientos de ejemplares diversos, esto debido a que el lugar funge como santuario, principalmente de aves, de las cuales muchas llegan de todos los rincones del continente, desde Alaska, Estados Unidos, hasta Argentina y Chile.
Algunos de los animales que habitan este sitio son reptiles y anfibios, como el sapo del golfo, la rana arborícola, rana plegada, rana leopardo, rana ladradora, salamandra, culebra de agua de cuello negro, así como la víbora de cascabel; además del jaguar, ocelote, tigrillo, puma, mapache, nutria, zorzal corona negra y clarín jilguero. Este lugar, sin embargo, se caracteriza por albergar decenas de especies de aves, tanto endémicas como migratorias.
Un ejemplo de la función vital del ANP, relata Anzures Vázquez, quien egresó de la Licenciatura en Biología por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), ocurrió el año pasado, cuando se obtuvo el registro de un águila pescadora, cuya presencia en la zona es esporádica. El ejemplar contaba con un anillo pegado a su pata que evidenció que el ave voló desde el estado de Montana, muy cerca de la frontera entre Estados Unidos y Canadá, que está a más de 3 mil kilómetros de distancia de la Sierra Norte de Puebla.
Este caso no es el único, afirma el funcionario federal, pues a lo largo de los años se han asentado numerosas familias de aves en el ANP, lo que las ha convertido en residentes, aumentando de esta manera la megadiversidad ecológica de México y Puebla.
De acuerdo con la Semarnat, al menos nueve especies de anfibios, nueve de reptiles y cuatro de aves que habitan en la zona protegida se encuentran identificadas en la Norma Oficial Mexicana NOM-059, que categoriza las familias taxonómicas ubicadas en algún grado de riesgo en su conservación.
Deforestación y cambio de uso de suelo
Chavarría Hernández, integrante del cuerpo académico del Instituto de Investigación en Medio Ambiente Xabier Gorostiaga, SJ, de la Universidad Iberoamericana Puebla, afirma que la tala ilegal y el cambio de uso de suelo son los principales peligros que enfrenta la ANP.
Además de los riesgos directos a la preservación de la flora y la fauna, esta zona de conservación juega un papel fundamental en la recarga de la cuenca del Río Tecolutla, que, pese a pertenecer a la región administrativa de Veracruz, abarca y distribuye agua a 54 municipios poblanos, que ocupa casi toda la superficie de la Sierra Norte y 24.56 por ciento del territorio estatal.
Según el especialista de la Ibero Puebla, conforme avanza la devastación de la superficie arbórea en la zona, se debilita la capacidad de recarga de los mantos acuíferos, lo que afecta la disponibilidad de agua en la cuenca, que, de acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), tiene capacidad para extraer 13 millones 283 mil 498 metros cúbicos anuales, lo que evidencia que no existe sobreexplotación del manto freático.
El académico sostiene que la deforestación al interior de la zona protegida atiende a varias necesidades. Afirma que en muchos casos la tala se realiza con la intención de invadir y transformar los ecosistemas, pero en otros se hace por el desconocimiento de la población sobre la preservación ecológica. Por ello, asegura que la problemática debe analizarse desde varios espectros, pues no en todos los casos se trata de tala furtiva.
Estamos hablando de un sistema natural, en el que la deforestación [afecta] el ciclo del agua, (...) La deforestación también causa invasión y transformación de ecosistemas comparte.
Subraya que la aniquilación vegetativa es una actividad riesgosa y, en la mayoría de los casos, también ilegal. Pese a ello, enfatiza que la criminalización y persecución de la población no es la solución al asunto, pues lo que verdaderamente se requiere es concientizar a la gente, ya que en varias ocasiones la deforestación se convierte en una actividad económica familiar.
“Son procesos que son totalmente ilegales y que no están previstos, al menos no en la gestión del lugar”, remarca.
En esto coincide Enrique Ramírez Cuauhtenco, encargado de Difusión y Promoción Turística de la organización Pescadores de Patoltecoya, que es una junta auxiliar de Huauchinango. El poblador asegura que la tala furtiva es evidente en muchas zonas de la ANP, sobre todo en las cercanías a la presas, como la de Necaxa.
En la organización, asegura, se han realizado varios avistamientos de invasión en predios vegetativos, donde incluso previamente se realizaron acciones de reforestación. Entre los principales cambios de uso de suelo se encuentran el habitacional y comercial, sobre todo para actividades turísticas.
Sin embargo, Anzures Vázquez, que cuenta con una trayectoria de más de tres décadas en la Conanp, afirma que la tala furtiva es “un tema serio, que no es privativo de la región”. Asegura que esta práctica “complicada” está relacionada al huachicol que se da en la zona de Huauchinango, esto de acuerdo con lo reportado por autoridades de otras dependencias, enfatiza.
El funcionario hace hincapié en que la invasión por parte de personas y grupos dedicados al robo de combustibles inquieta a las autoridades respecto a la conservación ecológica, pero recalca que el combate de esta práctica compete a la Fiscalía General de la República (FGR).
Aunque no niega que la deforestación ocasionada por este y otros delitos represente un reto para la protección de la ANP a largo plazo, enfatiza que en estos momentos ninguna de estas problemáticas atenta contra la preservación de especies en la reserva, ya que los hechos “no han sido tan agresivos” sino más bien en “escala media”.
Lo mismo ocurre con la pérdida de superficie arbórea a consecuencia de los incendios forestales en el sitio, afirma Anzures Vázquez, quien destaca que las conflagraciones registradas en los últimos años fueron superficiales, lo que ayudó a que el suelo se recupere de forma inmediata.
Sí hay cambios en el suelo, sí hay deforestación, pero no es un tema así muy grave, porque la tierra es muy bondadosa; la región, la cantidad de humedad, hace que inmediatamente se cubra la vegetación enfatiza.
Características de la zona protegida
La conservación de la Cuenca Hidrográfica del Río Necaxa se materializó desde 1938, por decreto del expresidente de México, Lázaro Cárdenas del Río, quien denominó este espacio como “zona protectora forestal vedada”. Sin embargo, fue hasta 2002, es decir, hace 22 años, cuando su estado cambió oficialmente a “Área de Protección de Recursos Naturales”.
Dicha ANP se extiende por los municipios poblanos de Ahuazotepec, Chiconcuautla, Huauchinango, Jopala, Juan Galindo, Naupan, Tlaola, Xicotepec, Zacatlán y Zihuateutla. También la integran Acaxochitlán y Cuautepec de Hinojosa, ambas demarcaciones de Hidalgo.
De acuerdo con la Conanp, este polígono es único en el país debido a que aglomera seis tipos de ecosistemas distintos, bosque de pino, bosque de pino-encino, bosque de galería, relictos de selva alta perennifolia y, esencialmente, el mesófilo de montaña.
Además, no sólo la vocación ecológica resalta de este lugar, pues el mismo es hogar para una de las centrales hidroeléctricas más importantes del país, que desde el siglo pasado produce energía para la Ciudad de México.
Según Anzures Vázquez, la conservación del espacio se ha logrado en buena medida por la guardia permanente que hacen los pueblos indígenas, que representan 50 por ciento de la población al interior de la ANP, siendo estos las naciones Náhuatl y Tutunakú.
“El sitio Ramsar tiene un alto porcentaje de población indígena, es cercano a 50 por ciento (...) Hay que reconocer que su cosmovisión frente a la naturaleza es distinta, entonces, creo que eso contribuye bastante a que el sitio esté conservado, los pueblos indígenas tienen un gran papel en la conservación”, sostiene.
Además, al igual que la presa Manuel Ávila Camacho, en Puebla capital, conocida también como Valsequillo, la Cuenca Hidrográfica del Río Necaxa fue incluida en el listado de la Convención Internacional Ramsar, que categoriza los humedales más importantes del planeta.
Lo anterior debido a que sus cinco presas, El Tejocotal, Necaxa, Tenango, Nexapa y Los Reyes, que en conjunto suman 2 mil 286.4 hectáreas, conforman un corredor biológico único en el estado, pues funciona como un sistema de humedales interconectados por la subcuenca del Río Necaxa, que a su vez forma parte de la cuenca del Río Tecolutla.
El director de la ANP destaca que la contaminación, tanto de residuos sólidos como de descargas domiciliarias, es un factor de preocupación apremiante para la conservación de los humedales, pese a ello, confía en que la presencia de estos elementos dañinos para la flora y fauna todavía no se constituye como una emergencia.
Anzures Vázquez señala que en años pasados creció la presencia de basura en el embalse de Necaxa, principalmente de origen municipal. Lo anterior debido a que la recolección y disposición de residuos sólidos es, debido a la orografía de la región, un reto para los gobiernos locales.
En el resto de presas, asegura el director del ANP, el principal reto es la captación de aguas residuales, que, si bien en su mayoría provienen de drenajes habitacionales y de algunos negocios, no dejan de ser una amenaza contra los animales y plantas que ahí habitan, así como la propia subsistencia de la cuenca.
El funcionario asegura que no se tiene registros de que en alguno de los embalses existan metales pesados, como sí ocurre en el sitio Ramsar de Valsequillo; sin embargo, aclara que no existen plantas de tratamiento ni tampoco mediciones actualizadas sobre la calidad del agua.
Pese a que todo el sistema de represas tiene ingreso de contaminación orgánica, no es grave (...) como se utilizan para generar electricidad, las aguas están en constante movimiento y se están renovando indica.
Por otra parte, comparte que específicamente en la presa Nexapa la presencia de lirio acuático se incrementó en la última década, al punto de que alrededor de 80 por ciento del espejo del embalse está cubierto por esta planta. Si bien dicho ejemplar cuenta con propiedades que favorecen la filtración del agua, su falta de manejo provoca que crezca sin control y ello afecte actividades en la represa, como la pesca.
Cacería y pesca furtiva
El director de la ANP asegura que en la Sierra Norte de Puebla, principalmente en los municipios de Huauchinango y Juan Galindo, persiste la extracción ilegal de flora y fauna, principalmente con fines de venta en mercados locales.
Anzures Vázquez afirma que las orquídeas son las especies que más se sustraen del lugar. Además del saqueo, que debilita la cobertura vegetal, el biólogo sostiene que las personas dedicadas a esta actividad ilícita sustituyen las plantas, lo que vulnera el suelo y la región, pues se abre la posibilidad de que especies introducidas se conviertan en invasoras.
Pese a que no existe información sobre el robo de flora y fauna en la zona protegida, el funcionario federal reconoce que la incidencia de estos hechos no ha disminuido al paso de los años. En respuesta, señala que la Conanp ha implementado programas para capacitar a la población sobre otras actividades económicas sustentables en la zona, como la cosecha de café, con la finalidad de evitar que la extracción de especies sea su única alternativa laboral.
En otro punto del sitio, en la presa Necaxa, los pescadores de Patoltecoya, en Huauchinango, se enfrentan a otros desafíos, como la presencia de turistas que extraen de forma desmedida los peces que ellos, de forma organizada, introducen de forma periódica para propiciar su reproducción y así mejorar la disponibilidad de pesca, como la tilapia, señala Ramírez Cuauhtenco. Agrega que esta práctica se intensifica entre mayo y octubre.
Dicha situación, además de alterar la oferta económica de la comunidad, trae consigo la generación de contaminación, pues muchas de las personas que pescan de forma indiscriminada lo hacen mediante procedimientos equivocados, que atentan contra la protección del medio ambiente.
Se requiere conciencia
Para los biólogos Chavarría Hernández y Anzures Vázquez, es fundamental proteger con intensidad el ANP, debido a que es una de las pocas zonas del estado que no se han visto directamente dañadas por la presencia industrial.
Según el funcionario federal, la dificultad más importante para preservar la zona protegida es la falta de conciencia ambiental y la desinformación sobre la relevancia ecosistémica que tiene la misma, no solo para la región, sino también para el estado y país.
Asegura que, pese a los esfuerzos multilaterales que se han realizado desde hace más de dos décadas en el lugar, se identifica con frecuencia la apatía de un sector de la población. Afirma que para muchas personas es inconcebible empeñarse en evitar la degradación del espacio.
Por otra parte, Chavarría Hernández afirma que, aunque las autoridades, principalmente las federales, hacen un esfuerzo importante para custodiar la reserva ecológica, su vigilancia también incluye a los gobiernos locales.
No obstante, al encontrarse en zona interestatal, la ANP se encuentra en fragilidad, ya que la comunicación entre los gobiernos de Puebla e Hidalgo ha sido política y administrativamente complicada sobre dicho territorio.
Finalmente, Anzures Vázquez subraya que una de las mejores formas de contribuir a la protección del espacio es realizando turismo de forma responsable. Una opción es hacerlo en la Zona Protectora Forestal Vedada, cuyo acceso tiene un costo de 46.23 pesos. Dentro del lugar es posible realizar actividades como acampar, agroturismo, ciclismo de montaña, senderismo, observación de aves, rappel, entre otras.