Un grupo de estudiantes del Instituto Tecnológico Superior de Tepexi encontró la manera de aprovechar las toneladas de residuos de lajas y mármol, que desechan las empresas dedicadas a su comercio en el municipio, y convertirlas en un ladrillo ecológico que absorbe menor humedad, que es más económico y duradero que un modelo convencional.
EcoBrick+, una idea que surgió de un proyecto escolar, se consolidó como una alternativa sustentable para el área de la construcción y presume, próximamente, ser el sustituto ecológico del ladrillo rojo.
En contraste con la fabricación del ladrillo rojo, que emite 1.2 kilos de dióxido de carbono por la elaboración de cada pieza y que, además, utiliza productos como llantas, leña, gas LP y plásticos para su horneado, EcoBrick+ solo utiliza desechos y la luz solar para su producción, explica José Huerta Alvarado, integrante de este proyecto.
“Es un proceso ecológico porque el secado, la compactación y solidificación es gracias a la luz del sol, en la que deben estar expuestos durante cuatro días”, detalla.
Estos bloques están compuestos en un 70 por ciento de residuos de lajas y mármol. Además, ofrecen una mejor imagen estética por su color blanco, absorbe y proyecta de mejor manera la luz natural del Sol, señala.
Tepexi, municipio de lajas y mármol
En Tepexi de Rodríguez el corte y la elaboración de piezas con laja galarza y mármol travertino es la principal actividad económica de su población. Así, este proyecto se convierte es la solución a las toneladas de residuos que genera esta actividad en la zona, comparte el alumno.
En dicho territorio hay 14 empresas dedicadas al corte de mármol y un poco más de 200 talleres de laja, las cuales emiten entre 100 y 200 toneladas de residuos al año, mismos que pueden tener un segundo uso y convertirse en una fuente económica extra para quienes se dedican a este oficio.
“Queremos aprovechar todo el residuo que es generado, incluso, hemos determinado otra fuente de obtención de estos desechos, las canteras, que es donde vierten los polvos de estos talleres y donde podemos encontrar la materia prima”, explica.
Este ladrillo ecológico resulta prudente para el aprovechamiento de estos desechos, pero también para la recuperación medioambiental de la zona, afirma, ya que el polvo de estos materiales tiene una gran carga de calcio, lo que afecta el suelo de la región.
“Estos polvos no tienen ningún tratamiento, entonces pueden provocar la erosión del suelo porque lo calcifica, además, con las corrientes de aire, se elevan y producen enfermedades en las vías respiratorias a la población”, sostiene.
El beneficio también es para las empresas y talleres que se dedican al corte de estos materiales, pues se ahorrarían los costos de traslado de dichos residuos a las canteras.
Con buenos límites de resistencia
De acuerdo con las pruebas de resistencia que fueron realizadas en este proyecto, EcoBrick+ es catalogado como de uso no estructural, es decir para muros que no llevan carga de pisos extra, de interior o de división, sin embargo, rozó los límites de la clasificación de estructural (para soportar carga de pisos).
Por esta razón, los alumnos que lo crearon continúan realizando pruebas de resistencia y métodos de elaboración para que este ladrillo sea cada vez más resistente y pueda salir al mercado con nueva clasificación, apunta Miguel Ángel Sánchez Barragán, integrante del proyecto.
El modelo actual de este ladrillo tiene una resistencia de 8.3 megapascales, superando el rango de 5 a 6 que marca las norma NMX-C-036-ONNCCE-2013, que clasifica la compresión de bloques, tabiques o ladrillos y tabicones y adoquines, del Organismo Nacional de Normalización y Certificación de la Construcción y Edificación (ONNCE).
Además, en relación a su absorción de agua, este ladrillo alcanzó un nivel del 27 por ciento, colocándose en el rango permitido de un material de uso no estructural. Incluso, resalta Miguel Ángel, este porcentaje es más alto que el registrado por el ladrillo rojo, que mantiene un nivel de absorción entre 25 y 39 por ciento.
El reto para los alumnos a partir de este proyecto, apunta el subdirector de la institución educativa, Pedro Cruz, es encontrar alguna empresa dedicada a la fabricación de ladrillos que esté interesada en permitir que estos materiales sean fabricados al por mayor con ayuda de su maquinaria, pues los estudiantes aún los elaboran de forma artesanal.
La propuesta de los alumnos es comercializar este ladrillo en 4.5 pesos la pieza, toda vez que el costo de producción de cada uno es de tres pesos.
Los estudiantes que realizaron este ladrillo son Jaqueline Ramos Carrera, Dulce María Martínez Rivera y José Manuel Huerta Alvarado de la Licenciatura en Administración, así como Miguel Ángel Sánchez Barragán de Ingeniería en Mecánica, y Julio Guadalupe Hernández Rodríguez de Ingeniería en Sistemas Computacionales. Las docentes que fueron asesoras del mismo son Behetzaida Martínez y Alejandrina Zafra.