Gracias a recientes producciones de Hollywood, la figura del Megalodón es una más presente dentro de la cultura general, un tiburón de proporciones increíbles y que sería tan letal como el mejor de los cazadores, pero la realidad podría ser un poco diferente sobre su apabullante figura.
Un estudio publicado en la revista Paleontología Electrónica y realizado por 26 expertos en tiburones mostró los resultados sobre cómo se creía que era esta criatura en la realidad.
El Megalodón es un tiburón extinto considerado uno de los más grandes carnívoros marinos que haya existido en la historia, pero uno del que se tienen más especulaciones que verdades debido a que no se cuenta con un esqueleto completo o fósil que pruebe su magnitud.
Los esqueletos de los tiburones son algunos difíciles de conservar en la naturaleza debido a que se encuentran formados principalmente de cartílago, que es menos probable que se conserve como fósil. Por ello, de esta gran criatura solo se tienen dientes y vértebras fosilizadas.
Sin embargo, desde que se ha creído en su existencia pudo haber sido un animal que tuvo un impacto significativo tanto en la ecología como en la evolución de los ecosistemas del mar que conocemos en la actualidad por la cantidad de alimento que requería.
Para la reconstrucción de su imagen, se analizó de nueva cuenta la columna vertebral incompleta de Megalodón que se encuentra en el Real Instituto Belga de Ciencias Naturales en Bruselas, Bélgica, y se encontraron algunas discrepancias con otras reconstrucciones hechas previamente.
Al respecto, se creía que la criatura marina tenía una longitud cerca a los 16 metros y una forma similar a la de los grandes tiburones blancos, usados a menudo para las estimaciones y aspecto de los Megalodones debido a que comparten una misma dieta y rasgos similares.
Los nuevos datos encontrados sobre el Megalodón
Como parte de este nuevo estudio, se comparó la columna vertebral de Megalodón con la de un tiburón blanco juvenil y se encontraron algunas diferencias, en especial en el centrum, que es la parte central sólida de las vértebras.
La columna de la especie prehistórica era mucho más delgada a la del tiburón blanco, por lo que el Megalodón habría sido más delgado que el gran tiburón blanco. De igual forma, se encontró que la longitud mínima de sus vertebras sería de 11.1 metros, porque podría ser más largo y delgado.
Debido a que no se conoce con exactitud cómo sería su cabeza, aletas o su cola, las nuevas aproximaciones señalan que pudo ser más parecido a un tiburón Mako. Su largo también puede haber cambiado y ahora se estima que pudo estar entre los 15 y 20 metros e incluso algo más.
“El Megalodón tenía un cuerpo alargado en relación con el cuerpo del tiburón blanco moderno. Aunque se desconoce la forma exacta de su cuerpo, esta proposición representa la evidencia empírica más parsimoniosa, lo que es un paso significativo hacia descifrar la forma del cuerpo de Megalodón”, indicó el estudio.
Debido a que se siguen considerando múltiples ejemplos de tiburones vivos en la actualidad para describir al Megalodón, los autores destacaron la necesidad de poder encontrar al menos un esqueleto completo de la criatura para poder realizar una descripción real de su tamaño y forma.