Durante el 2023 el Amazonas, la gran selva que se ubica en Brasil, sufrió una de sus peores sequías en la historia, una que se pensaba había sido impulsada por el fenómeno natural llamado “El Niño”, pero habría sido el cambio climático provocado por el hombre el principal causante.
Una investigación realizada por la organización World Weather Attribution explico que desde mediados del 2023 la cuenca del Amazonas se encuentra en un estado de sequía excepcional, caracterizada por escasas lluvias y temperaturas muy elevadas constantes.
Esto ha provocado que los niveles de los ríos se encuentren en sus niveles más bajos en los últimos 120 años, lo que afecta a más de 30 millones de personas de los países que rodean la cuenca como Brasil, Perú, Colombia, Ecuador, Bolivia y Venezuela.
Otras afectaciones se darían en el transporte al aislar a varias comunidades, al afectar la capacidad de las represas y la producción de energía, ya que países como Brasil depende 80 por ciento de su electricidad de la energía hidroeléctrica. Sin hacer de lado a la gran cantidad de especies de la vida silvestre que estarían en riesgo.
Sobre este último punto, se sabe que el Amazonas contiene cerca del 10 por ciento de todas las especies del mundo, con muchas otras más todavía sin ser clasificadas por el hombre.
¿Cómo afectó el cambio climático al Amazonas?
En un principio, se pensaba que El Niño, un sistema climático natural que provoca que las temperaturas de la superficie del mar aumenten en el Océano Pacífico Oriental, era el principal causante de la sequía al afectar los patrones de las lluvias, pero ahora se conoce otro factor.
Para entender el papel del cambio climático, la investigación indicó que existen varios tipos para caracterizar a una sequía, una es la sequía meteorológica donde se considera solo a las precipitaciones escasas; otra es la sequía agrícola, una que combina estimaciones de lluvia con la evapotranspiración y el aumento de esta por el calentamiento de la región-
De esta forma, la sequía vivida fue una agrícola, la cual se combinó con una reducción de las lluvias con condiciones más cálidas que evaporaron la humedad de las plantas y el suelo.
Por medio de simulaciones se comparó el cambio en las condiciones de sequía con el calentamiento global provocado por el hombre y otra sin él. Con la presencia del hombre, la temperatura del planeta aumentó en 1.2 grados Celsius, por lo que, de no existir este factor una sequía como la del 2023 solo se habría presenciado una vez cada 1,500 años.
Ahora, las sequías intensas son 30 veces más probables y, de no mejorar las condiciones, podría darse una cada 50 años.
“Si permitimos que las emisiones inducidas por el hombre y la deforestación lo lleven (al Amazonas) hasta el punto de inflexión, se liberarán grandes cantidades de dióxido de carbono, lo que complicará aún más nuestra lucha contra el cambio climático”, explicó Regina Rodríguez, de la Universidad Federal de Santa Catarina y una de las autoras del estudio. “Si protegemos el bosque seguirá actuando como el mayor sumidero de carbono terrestre del mundo”.
Al respecto de la deforestación, también inducida por el hombre, se estima que ya una quinta parte de la selva tropical se ha perdido en los últimos 50 años. Si bien la investigación no estudió los efectos directos de la deforestación, se sabe que afecta la vulnerabilidad de la selva tropical ante las sequías.
“Si continuamos quemando petróleo, gas y carbón, muy pronto alcanzaremos los 2 grados Celsius de calentamiento y veremos sequías similares en el Amazonas aproximadamente una vez cada 13 años”, advirtió la doctora Friederike Otto, profesora titular de ciencia climática por el Imperial College en Londres, Reino Unido.
En cuanto a las afectaciones vividas en zonas del Amazonas, se detectó una elevación en la temperatura del agua de 39.1 grados Celsius en el lago Tefé de Brasil; a lo largo de las orillas del río del Amazonas el bajo nivel del líquido provocó que los sus cultivos se marchitaran y en la región de Manaos, más de dos millones de personas experimentaron problemas a causa del humo de los incendios forestales.