A lo largo de muchos años se ha hablado sobre avistamiento de monstruos legendarios en los mares y océanos, como lo han sido el del Lago Ness en Escocia, las serpientes marinas o incluso el famosísimo Kraken, una gigante criatura que era bien conocida entre los piratas, sin embargo, un estudio reciente de investigadores afirmó que lo que muchos creían que era el “cuello” de Nessie, en realidad solo se trataba del pene de una ballena ¡así como lo lees!
La investigación publicada en un artículo en Archives of Natural History especuló que muchos relatos de grandes y misteriosas criaturas marinas con “una cola de serpiente” en realidad solo se trataban de una gran ballena barbada y su gran miembro “parecido a una serpiente”.
Y es que, de acuerdo a otros relatos, todos esos supuestos avistamientos podrían atribuirse a los genitales de ciertas especies de cetáceos, los cuales pueden llegar a alcanzar al menos los 1.8 metros de largo, mismos que se ven saliendo del agua debido al acto de apareamiento.
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En realidad, la teoría se centró en la famosa fotografía en blanco y negro de Nessie, presuntamente tomada por el cirujano Robert Kenneth Wilson en la década de 1930, la cual fue comparada con otra imagen tomada del pene de una ballena que muestra la similitud cuando se eleva desde el agua.
En este sentido, también los autores del estudio señalaron que, con esta teoría, no están sugiriendo que todos los avistamientos de serpientes marinas se expliquen o se atribuyan a los miembros viriles de estos grandes mamíferos mal identificados, pues, aunque sí señalan al menos otros casos que tenían algunos de los mismos indicadores de pene de ballena que el relato de Egede.
“A pesar de estas objeciones, incluso si el monstruo fuera una especie desconocida, las características diagnósticas (el golpe, las dos aletas evidentes y el posible comportamiento de ruptura) sugieren que se trata de un cetáceo. En última instancia, nunca lo sabremos con certeza”, escribieron los autores del artículo.
“Sea lo que sea que vio Paoul Egede aquel día, ya sea una ballena gris, jorobada o franca del Atlántico Norte, una ballena sin cola o una especie desconocida, fue una visión muy inusual tanto en aquel momento como ahora”, concretaron.