Une bebé mexicana nació sin complicaciones de salud, además, el parto se realizó sin problemas, no obstante, cuando los médicos la recibieron notaron algo inusual, ya que tenía una cola. Esto hizo que un grupo de especialistas se encargaran de analizar el caso para poder extirpársela.
Los hechos ocurrieron en un hospital rural ubicado en el estado de Nuevo León, y de acuerdo con los profesionales de la salud, una de las primeras pruebas consistió en darle un pellizco a esa extremidad, lo que ocasionó que la pequeña llorara, y así descubrieron que estaba conectada a su sistema nervioso.
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Este caso quedó en manos del Journal of Pediatric Surgery Case Reports; el organismo monitoreó de cerca a la infante, y luego de varias semanas de análisis pudieron retirarle esa parte del cuerpo con éxito. Más tarde, subieron un reporte en el que dieron más detalles del hecho, y colocaron diferentes imágenes.
El caso de la bebé que nació con cola
Se indicó que la bebé nació por cesárea y durante este procedimiento no se presentaron problemas. En el artículo explicaron que revisaron el historial clínico de los padres, y encontraron que ambos tienen una buena salud, y no comparten lazos sanguíneos. Ya tuvieron un hijo, y no presentó algún tipo de padecimiento.
Los especialistas igual revisaron los estudios del embarazo, y no hallaron inconvenientes o cosas fuera de lo normal. Incluso los médicos que la consultaban no vieron el apéndice extra. Se descartó que la madre hubiera estado expuesta a radiación o a teratógenos que son agentes capaces de causar un defecto congénito.
“Las colas humanas son extremadamente infrecuentes y generalmente se diagnostican después del nacimiento, sin antecedentes prenatales o familiares asociados con su aparición”, precisaron en el informe.
Los doctores vieron la cola de la menor hasta que salió del vientre de su madre; se indicó que al nancer esta extremidad medía 5.7 cm de largo y de 3 a 5 mm de diámetro; estaba ubicada en la hendidura interglútea, que es el surco que se forma entre las nalgas.
El apéndice era blando, cubierto de piel y pelo fino. Los profesionales intentaron moverlo, y vieron que no le generó dolor a la pequeña, pero tampoco realizaba movimientos por si sola. Después lo pellizcaron y ella lloró, por lo que concluyeron estaba unida a su cuerpo y tenía conexiones nerviosas.
¿La cola era un peligro?
Para descartar cualquier tipo de peligro, los expertos le hicieron varios estudios a la menor, uno de ellos fue una radiografía. Los resultados arrojaron que ella no contaba con irregularidades o estructuras óseas dentro de la cola.
Asimismo, vieron que la cola no le originó malformaciones renales o del tracto urinario y no le generó reflujo vesicoureteral. Tampoco tenía daños cerebrales, y a diferencia de las personas que han estado en una situación similar, ella no presentó disrafismo posterior, lo que significa que presentó una médula espinal de características normales.
Después de dos meses, la bebé volvió con los médicos, y descubrieron que la extremidad había crecido 0.8 centímetros, teniendo un tamaño cercano a los 7 cm. De este modo fue como empezaron con la cirugía para quitársela, para finalizar, reconstruyeron la zona, y en poco tiempo la dieron de alta.
Al revisar de cerca la pieza extirpada, vieron que tenía tejido fibroadiposo, estructuras vasculares y haces nerviosos, cubiertos por piel, sin alteraciones histopatológicas. Por lo que determinaron que se trató de una cola humana auténtica, pues no era una malformación. El Journal of Pediatric Surgery Case Reports reportó que la niña no tiene secuelas.
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