Una extravagante bisabuela japonesa armada con una cámarafotográfica y ganas de divertirse causa furor en internet con susselfis disparatados en los que aparece disfrazada de perro, sobreuna escoba como Harry Potter o simulando un atropello. KimikoNishimoto, que pronto cumplirá 90 años, cuenta con más de 41 milseguidores en la red social Instagram, un éxito conquistado ensólo dos meses gracias a los divertidos posados que comenzó apublicar regularmente en noviembre.
Nacida en 1928, el año de la coronación del emperadorHirohito, Kimiko descubrió tardíamente la fotografía, tras unavida como ama de casa. Pero, cuando comenzó a tomar clases a los72 años, fue un flechazo.
Diez años más tarde, organizó su primera exposición en suciudad natal.
Amo mi cámara de fotos. La guardo junto ami cama cuando duermo, por si acaso. Siempre la tengo cerca demí
Kimiko Nishimoto
Pero su reciente irrupción en el mundo de las redes socialespropulsó su nombre mucho más allá de las fronteras de laprovincia donde vive. En diciembre, fue honrada en Tokio dondemuchos seguidores acudieron a la galería donde presentaba susobras.
Al principio no sabía que mis fotos erantan populares. No es que yo intente sorprender a la gente,simplemente tomo las fotos que encuentro divertidas
En las imágenes aparece con la cara desencajada de angustiatras fingir que cayó de su bicicleta, llorando porque que está apunto de ser atropellada o gritándole a una bandada de cuervosnegros furiosos que supuestamente la atacan.
"Nunca me he herido sacando fotos", asegura. "No creo que meeste poniendo realmente en peligro".
Este es el secreto de la felicidad según Kimiko
Ella misma gestiona su cuenta de Instagram a partir de suteléfono móvil y maneja programas de edición, al punto de que enalgunas fotos aparece "levitando" ante el altar que recuerda a sudifunto marido. Mi esposo murió hace cincoaños pero todavía hoy en día le sigo mostrando mis fotos. Élsiempre me apoyaba en todo lo que decidiera hacer
Kimiko, quien tiene tres nietos y seisbisnietos
Ahora Kimiko Nishimoto vive sola, con la única compañía de unrobot semiandroide tipo Pepper que le regaló su hijo.
Pero en los últimos días no ha tenido tiempo para hablar conel pequeño robot blanco.
"¡Ay! No lo he encendido desde hace un tiempo. ¡Esta cosa esmás una molestia que otra cosa!", explica.
Prefiere dedicarse a sus puestas en escena. Después de revisarel material que tiene en su estudio, se disfraza de perro y seencadena a un poste en su jardín. Después, inmortaliza la escenaaccionando la cámara con un control remoto.
Las ideas no me viene de repente a la mente.Pero cada vez que voy a un lugar, me imagino de qué maneradivertida podría vestir yo ese lugar
"Para decir la verdad, yo no pienso en el sentido profundo paramí", agrega la anciana. "Yo simplemente quiero traer alegría.Este es el secreto de mi felicidad y me gustaría seguir mientrasesté con vida", dijo.
/eds