Entre los cambios que la pandemia ha traído consigo se encuentran la necesidad de llevar a cabo reuniones de trabajo virtuales, las cuales pueden mantener a los trabajadores pegados a la computadora por horas, causando la denominada fatiga de zoom.
El término ha tomado fuerza recientemente debido al boom de las reuniones derivadas del home office y consiste en un cansancio, hartazgo y falta de energía que pueden experimentar las personas al tener que realizar diversas reuniones virtuales al día, ya sea de trabajo, actividades escolares e incluso sociales.
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Los efectos de esta exposición constante frente a la cámara pueden resultar perjudiciales, pues de acuerdo con un estudio publicado en la revista Journal of Applied Psychology, tener la cámara encendida durante las reuniones contribuye a potenciar este cansancio y a reducir la productividad laboral.
En el estudio, dirigido por la investigadora Allison Gabriel, se analizó el papel que las cámaras juegan en la fatiga de quienes realizan home office, determinando que quien mantiene la cámara encendida presenta mayor fatiga, menor concentración y son menos participativos durante las reuniones.
La investigación arrojó también que los efectos negativos de tener la cámara encendida son mayores en las mujeres y en los empleados más nuevos.
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En el caso de las féminas, existe mayor presión social a lucir bien, además de la preocupación constante ante las posibles interrupciones de los hijos, debido a que, aun estando en horario laboral, siguen siendo las principales responsables de su cuidado.
En el caso de los empleados más recientes, sienten mayor presión en relación a la autopresentación frente sus compañeros de trabajo.
Ante esta situación, la experta señaló que lo más recomendable para evitar la fatiga de zoom es no obligar a los participantes a tener encendida su cámara durante las reuniones o realizar un calendario para determinar en cuáles es estrictamente necesario mantenerla encendida y en cuáles no.