Víctor Rosario, un hombre de Massachusetts, Estados Unidos, y que fuera acusado de un crimen que no cometió y por el que pasó 32 años en prisión, ahora recibió la cantidad de 13 millones de dólares en compensación por sus años sin libertad.
La ciudad de Lowell, Massachusetts será la encargada de hacer el pago después de que su arresto se realizara de manera injusta por un caso ocurrido originalmente en marzo de 1982.
Rosario fue acusado injustamente de haber comenzado un incendio en un edificio ubicado en Decatur Street en Lowell que terminó con la vida de ocho personas, incluidos cinco años. El hombre fue arrestado bajo los cargos de incendio premeditado y asesinato.
Un año más tarde su arresto fue declarado culpable y recibió una sentencia de ocho cadenas perpetuas simultáneas, aunque la evidencia no fuera muy clara sobre su culpabilidad. No fue hasta 2017 y después de pasar 32 años en prisión que fue exonerado de los cargos.
“Ni una pizca de evidencia todavía (tenían), un par de horas después, los investigadores determinaron que se trataba de un incendio provocado y tenían que encontrar un sospechoso”, explicó Mark Loevy-Reyes, uno de los abogados de la defensa de Rosario.
Al ser encarcelado, Víctor tenía 24 años y no sabía del todo el idioma inglés, ahora frente al Palacio de Justicia Federal John Joseph Moakley en Boston, Massachussets, pudo comunicar que era un hombre inocente y cómo nadie le creyó en su momento.
“Básicamente fue un tema de idioma, no entiendo, me dan un papelito para firmar pensando que me voy a casa. Y cuando me doy la vuelta, el hogar era para mí las esposas en mis manos”, explicó Víctor.
¿Cómo ocurrió el caso de Víctor Rosario?
Fue en la madrugada del viernes 5 de marzo de 1982 cuando la vida de Víctor Rosario cambió por completo.
En la calle de Decatur Street en la ciudad de Lowell, Massachusetts, un edificio comenzó a incendiarse de manera profunda. Los bomberos encontrarían a ocho personas, cinco de ellos niños, fallecidos a causa de la inhalación de humo.
Dentro de sus primeras investigaciones, los bomberos concluyeron que se trataba de un incendio provocado, que había iniciado en más de un lugar y detectaron la presencia de líquido inflamable, carbonización intensa y combustión baja para justificar su conclusión.
Para el 6 de marzo, la policía descubrió que un hombre de 24 años, de nombre Víctor Rosario, había sido atendido por la Cruz Roja al tener cortes en la mano en la escena del incendio.
Por ello, los detectives acudieron a la residencia de Rosario en donde lo encontraron junto a su novia de nombre Carmen y sus tres hijos. Víctor no sabía inglés por lo que uno de los menores de 14 años fungió como traductor.
El hombre señaló que él junto a su amigo de nombre Félix iban en su trayecto a casa después de acudir a un bar cuando vieron el humo salir del edificio. Víctor no pudo entrar por la puerta y tuvo que romper varias ventanas debido a que escuchaba los gritos de los niños a los que no pudo rescatar.
Félix tuvo un relato similar, pero las cosas comenzaron a cambiar cuando se encontró a un tercer testigo de nombre Edward Evans, quien dijo haber visto a un hombre romper una ventana y tener el brazo levantado como si arrojara algo, aunque afirmó que no vio nada. No fue hasta que la imagen de Víctor salió en los periódicos que pudo reconocerlo.
Tras ser llevado a la comisaría, los agentes de la policía tomaron hasta tres declaraciones de Víctor, en las dos últimas de ellas se declararía culpable del crimen.
Al final, los agentes presentaron una declaración en la que Víctor afirmaba que se encontraba con su amigo Félix y otro hombre llamado Edgardo en su departamento cuando hicieron tres bombas estilo Molotov, las cuales arrojaron al edificio por diferentes ventanas y como parte de un enfrentamiento entre pandillas. El hombre tuvo que utilizar a un traductor en todo el proceso y tuvo un momento de quiebre cuando recordó los gritos de los niños y al asegurar que pudo escuchar al Diablo.
Para marzo de 1983 y como único acusado del crimen, Rosario fue condenado por ocho cargos de asesinato y uno más por incendio premeditado, por lo que fue sentenciado a ocho cadenas perpetuas consecutivas y una pena concurrente de 18 a 22 años por el incendio.
Víctor Rosario y varios abogados buscaron una mejor defensa para él, pero en 1994 le fue negado un nuevo juicio y en 1997 como en 2002 se le negó la libertad bajo fianza. Para 2006 un experto en incendios de nombre John Lentini señaló que las evidencias de los bomberos para señalar que fue un incendio provocado se encontraban desactualizadas y dijo detalles como que una bomba Molotov solo se hubiera quemado por 10 segundos sin posibilidad de quemar las escaleras o el suelo de un edificio.
En 2012 se presentó una nueva moción para un nuevo juicio con apoyo del Proyecto de Inocencia de Nueva Inglaterra y el Programa de Inocencia del Comité de Servicios de Asesoría Pública de Massachusetts. Fue en marzo de 2014 que la nueva audiencia se llevó a cabo.
Dentro de las nuevas pruebas se encontró que Víctor sufría de abstinencia grave de alcohol cuando fue interrogado, por lo que sufría de alucinaciones. Ramón Nieves, quien sirvió de traductor en la comisaría, aseguró que Rosario nunca dijo que hubiera actuado como vigilante o que habría arrojado una bomba al edificio al ser un detective quien inventó las denuncias en el interrogatorio.
Una jueza del Tribunal Superior del condado de Middlesex terminó por anular las condenas de Víctor Rosario en julio de 2014 y le concedió un nuevo y su libertad bajo fianza, 32 años después de ser encarcelado de manera injusta. En 2019 comenzó su nueva lucha, ahora para recibir una compensación por su condena injusta, la cual terminó por ganar en este 2023.