Hasta hace unos años era impensable que la religión católica permitiera que el cuerpo de un fallecido fuera incinerado en lugar de ser sepultado, esto pese a que dentro de las escrituras existe una frase que reza “polvo eres y en polvo te convertirás”, sin embargo, con el incremento de la población del mundo desde hace ya algún tiempo el Vaticano autorizó esta práctica.
Pero hasta ahora la disposición de las urnas que contienen estas cenizas debía hacerse en determinados sitios considerados como consagrados, pues se trata de la disposición de los restos de lo que en vida de una “creación de Dios” y hace unos meses la Santa Sede dio a conocer nuevas disposiciones respecto a la forma en cómo disponer de este tipo de restos de un fallecido.
¿Qué dice la Iglesia Católica sobre las cenizas de los difuntos?
De acuerdo con el Cardenal Víctor Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, ahora es posible conservar las cenizas de varios difuntos en un cinerario común, es decir, que pueden ser mezcladas en un mismo contenedor, además de que puede tomarse la determinación de conservarse una parte mínima en un lugar que haya sido significativo para el difunto.
Esta disposición entró en vigor a partir del pasado 9 de diciembre, cuando fue emitido un documento autorizado por el Papa Francisco, el cual fue publicado luego de que previamente el Cardenal Matteo Zuppi, Arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, pidió a través de una carta una respuesta concreta sobre el manejo ante el incremento de esta práctica.
Y es que una de las principales preocupaciones fue la dispersión de las mismas en la naturaleza, ante lo que la Santa Sede respondió “es posible disponer un lugar sagrado definido y permanente para la acumulación y conservación en común de las cenizas de los bautizados difuntos”, siempre y cuando se indiquen los datos biográficos de cada una en el espacio que sea destinado.
Dentro de sus recomendaciones también se encuentra evitar depositarlas en cualquier lugar que pueda significar un malentendido panteísta, naturalista o nihilista, conservándolas siempre en un lugar sagrado, respetando la normativa civil vigente y sólo se podrá considerar y valorar la petición de una familia de conservar debidamente una parte mínima en un lugar significativo para la historia del difunto.
¿Por qué las cenizas de un difunto no pueden depositarse en cualquier sitio?
En cuanto a la prohibición para esparcir las cenizas de un difunto en lugres públicos o la naturaleza se debe a que el resguardarlas en un lugar sagrado puede contribuir a reducir el riesgo de sustraer al fallecido a la oración y el recuerdo de sus familiares, evitando con ello la posibilidad de olvidos y faltas de respeto con lo que consideran prácticas indecorosas e incluso supersticiosas.
Finalmente, Fernández afirma que el principal motivo radica en el hecho de que la fe dice que resucitaremos con la misma identidad corporal que es materia, por lo que esta será transfigurada y liberada de las limitaciones, aunque aclara que esta no implica la recuperación idéntica de las partículas que formaban el cuerpo, por lo que no serán necesarios los mismos elementos de antes de morir.
