Luis Alfredo Garavito, el hombre que violó a cerca de 200 niños en Colombia

El asesino en serie no saldrá de la cárcel y el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario seguirá vigilando que cumpla su condena

Julio Sánchez | El Sol de Puebla

  · lunes 1 de noviembre de 2021

Su sentencia en prisión es por 40 años, al ser reducida por su cooperación con las autoridades. Foto: Wikimedia Commons.

Luis Alfredo Garavito Cubillos es un asesino serial conocido como “La Bestia”, quien en la década de los 90 confesó haber matado a 172 niños por 59 municipios de Colombia, así como en zonas de Ecuador y Venezuela. Las autoridades lograron identificarlo como el autor de 140 asesinatos.

Sus crímenes llevaron a poner en alerta a organismos como las Naciones Unidas, el Parlamento Europeo y la Amnistía Internacional ante la desaparición de los menores y la cantidad de restos que eran descubiertos. Tras su captura, Garavito confesó su método y la cantidad de niños que había matado en un periodo de al menos siete años, causando asombro en los investigadores al estar ante uno de los asesinos en serie más prolíficos del mundo.

SUS PROBLEMAS EN LA INFANCIA Y SUS PRIMEROS CRÍMENES

Nacido el 25 de enero de 1957, el entorno de Luis Alfredo no fue sencillo en su infancia, debido a que era el mayor de siete hermanos y sufría el maltrato tanto físico como psicológico de su padre. A la par, el conflicto entre la guerrilla y el ejército obligaba a su familia a mudarse constantemente, siendo originario de Génova, Quindío uno de los 32 departamentos que forman parte de Colombia.

Creció siendo un niño introvertido como irritable, siendo la víctima de las burlas de sus compañeros y sin recibir nunca el apoyo de los profesores. Teniendo 10 años abandonó la escuela y a los 12 años comenzó el gran maltrato contra él al sufrir de abusos sexuales sistemáticos de un amigo de su padre.

Durante su confesión señaló que esto lo marcó ya que fue atacado durante la noche y al ser violado era golpeado como quemado. A pesar de que su familia seguía mudándose, las violaciones contra él no paraban al ser víctima de nuevos amigos o conocidos de su padre. Esto solo pudo terminar cuando fue corrido de su casa después de que fuera detenido a los 18 años por intentar abusar de un menor.

Para los 23 años fue diagnosticado con depresión, manteniendo su carácter violento y sin alguna estabilidad. En esta época se señala que cometió sus primeras violaciones a menores, al darse cuenta que era la única forma en que obtenía placer al sentir frustración por no sentir atracción por las mujeres.

A partir de 1980 ingresó a Alcohólicos Anónimos y a los 36 años cometió su primer asesinato. Tras estar en un bar observó a un niño con el cual se obsesionó. Al encontrarlo lo engañó para que lo siguiera a un bosque en donde comenzó a violarlo, los gritos del niño lo espantaron, por lo que sacó un cuchillo para matarlo, dando paso así a su método de asesinato.

SUS ASESINATOS Y SUS DISTINTAS CARAS

Después de cometer su primer asesinato, se volvió obsesionado con lo que había conseguido, intentó refugiarse en la biblia sin obtener resultados. Todas sus víctimas eran niños entre los seis a los 16 años, eran de escasos recursos por lo que podían ser engañados al ofrecerles dinero o dulces.

Elegía a sus víctimas en parques infantiles, plazas de mercado, barrios pobres, canchas deportivas y busca engañarlos para caminar junto a él hasta que estuvieran lo suficientemente solos como cansados para poder defenderse. Algunos de los cuerpos fueron encontrados con un nudo especial con el que los niños se terminaban por amarrar más si intentaban escapar.

En las escenas del crimen se encontraron las mismas señas, estando los cuerpos degollados o mutilados, así como rastros de un whisky barato que afirmaba Garavito Cubillos le daba valor para cometer las acciones.

La captura no resultó sencilla debido a que aprendió a perfeccionar su método como por sus diferentes atuendos y sitios en los que cometió sus crímenes. Al respecto, se hizo pasar por vendedor ambulante, indigente, representante de fundaciones ficticias, así como de monje. Algunas personas lograban ya identificarlo como un posible criminal, por lo que recibió apodos como “El Loco”, “Conflicto”, “El Cura” y por su nombre ficticio, “Alfredo Salazar”.

Sus asesinatos comenzaron en 1993 y no terminaron hasta 1999 cuando fue capturado, su actividad solo se vio interrumpida a causa de una lesión en la pierna que sufrió en 1995. Esto le dejó un rengueó que sirvió para que las autoridades y testigos lo identificaran después.

La situación llegó a su punto más alto cuando en junio de 1998 los cuerpos de tres niños de 9, 12 y 13 años fueron hallados sin vida en Génova, Quindío. Testigos señalaban que habían visto como los menores se iban con un adulto del parque central del municipio, en la escena del crimen se encontró el mismo método que en otros crímenes ubicados en zonas como Armenia, Tunja y Pereira.

Finalmente, el 22 de abril de 1999 el Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía logró capturarlo en Villavicencio, ciudad del centro de Colombia, cuando intentó agredir sexualmente a un menor. Tras hacer el cruce de pruebas se le relacionó con el resto de crímenes, pero el mismo Luis Alfredo confesó sus crímenes durante sus testimonios.

Relató como tenía anotado el nombre de cada una de sus víctimas, así como el recuerdo de algunos de sus crímenes y recortes de periódico donde se daba aviso de los asesinatos. A la par, detalló como cada muerte volvía a reconectarlo con lo sufrido en su infancia. Durante sus declaraciones vómito en varias ocasiones y rezó por sus víctimas pidiendo perdón por sus actos.

“No sé por qué tomé esas determinaciones, de pronto es para que los niños no sufrieran y murieran más ligero, por eso”, confesó Garavito. “De pronto tenían una relación a lo que fue mi etapa de la niñez y de la adolescencia, tal vez por eso hice eso con esos niños”.

LA LIBERTAD CONDICIONAL Y LA EXPLICACIÓN DE LAS AUTORIDADES

Tras ser encontrado culpable por el asesinato de al menos 140 víctimas, recibió una condena total de 1,853 años y nueve días, pero debido a las leyes de Colombia recibió la pena máxima de 60 años, la cual fue reducida a 40 años tras cooperar con las autoridades

Su caso volvió a resaltar en la vida pública debido a que a finales de octubre se dio a conocer que, el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), envío un documento en el mes de mayo de este 2021 solicitando su libertad condicional al juzgado de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad del Circuito de Valledupar.

Esta solicitud fue negada, pero no se trató de una solicitud formal, debido a que el Inpec relató que solo envío al juez información sobre cómo marcha su caso. En especial porque ya ha cumplido al menos tres quintas partes de la pena que le dieron.

Para que un preso pueda quedar en libertad debe cumplir con esto, así como con un adecuado comportamiento y el demostrar arraigo familiar y social. De igual forma, si Garavito logra cumplir su pena en la cárcel de Epcam Valledupar, al salir tendrá que depositar una caución no inferior a 172 salarios mínimos, así como otras disposiciones del artículo 65 del Código Penal colombiano. Junto a esto, tiene en su contra una orden de aprehensión y de extradición de Ecuador por el asesinato de dos menores.

“Consideramos que el condenado no puede acceder en estos momentos a la libertad condicional, en atención a la exigencia legal, de efectuar la reparación total de los perjuicios ocasionados por los delitos”, indicó el juzgado encargado de su caso. “Dentro de este asunto penal, fueron fijadas diversas obligaciones pecuniarias por concepto de indemnización de perjuicios, los cuales no han sido resarcidos o por lo menos no está acreditada su satisfacción”.

Los agiotistas suelen realizar préstamos desde los dos mil hasta los 60 mil pesos. Foto: Cuartoscuro