Una mujer se ha vuelto tendencia en las redes sociales luego de compartir su experiencia al ahorrar exclusivamente billetes de 50 pesos con la ilustración del ajolote, a los cuales incluso la mujer llamó como ‘ajolopesos’. Explicó que, tras algunos años de ahorro, pudo reunir el capital suficiente para comprar un refrigerador durante este Buen Fin.

Este papel moneda pertenece a la familia G de billetes, lanzada en 2021 para representar el periodo histórico del México Antiguo. Por ello, el Banco de México decidió colocar, en el reverso del billete, un ecosistema de ríos y lagos con el ajolote como elemento principal, con el fin de exponer esta idea.

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Desde que comenzó a circular, ha captado la atención de los ciudadanos de todo el país, y en algunos casos se ha convertido en una pieza de colección que no se gasta, salvo cuando es estrictamente necesario, tal como lo hizo la mujer que se hizo viral por haber guardado todos los billetes que llegaron a sus manos.

¿Cuándo empezó con su ahorro?

A través de su cuenta en X (antes Twitter), la usuaria Glum relató que su ahorro comenzó cuando estos billetes fueron lanzados por Banxico en 2021.

Al principio, solo guardó uno, pero con el tiempo se dio cuenta de que estos billetes se habían convertido en piezas muy valiosas y que muchas personas los usaban como método de ahorro. Entonces, decidió hacer lo mismo.

Desde ese momento, cada vez que recibía uno, lo apartaba para no gastarlo. Cuando veía que alguien más tenía uno, se lo cambiaba. Con el paso de los años, la cantidad fue creciendo. Asegura que hubo quienes se burlaron de ella por adoptar este método, pero no le importó.

Fue así como, después de un tiempo, descubrió que ya tenía 5 mil pesos solo en este tipo de billetes, lo que llamó la atención de su círculo cercano. Además, algunos conocidos se acercaban para cambiarle sus ‘ajolopesos’.

“Hasta cuando en el Oxxo me daban alguno, yo los recibía feliz porque sabía que irían al montón que estaba juntando. Luego, empecé a plantearme seriamente qué haría con ellos, porque aún no lo sabía y ya era una cantidad considerable”, sostuvo. Primero tuvo varias dudas sobre en qué gastar ese dinero, ya que quería que fuera algo especial y no algo efímero.

“Tenía que gastarlos en algo épico o chido, no podía ser en algo que luego olvidara. Quería que, cuando lo viera, pensara: ‘Eso me lo compré con puro ajolopesos’”, expresó en X. Todo cambió cuando se mudó a una nueva casa y vio que podría comprarse una sala, un comedor o una televisión.

Después de pensarlo un tiempo, tomó la decisión de comprarse un refrigerador. Aunque tenía uno prestado, no le gustaba. Estaba lleno de estampas que no le agradaban, y ella siempre había querido decorarlo a su gusto, algo que de niña no pudo hacer.

“El refrigerador que estaba en casa de mi mamá tampoco me gustaba. Era blanco, y no me dejaban poner nada en él. Además, tenía esa cosa que saca agua y hace hielo, que luego se descompone y necesita una toma de agua. No quería eso, además de que se ensuciaba mucho”, detalló.

¿Cuánto juntó?

Al final, logró ahorrar 12 mil pesos, por lo que aprovechó que llegó el Buen Fin para hacer su compra. Sin embargo, se enfrentó a un problema: no tenía forma de llevarse el electrodoméstico a su casa, y pensó que no podría cumplir con su objetivo.

Tras investigar en varias tiendas, se dio cuenta de que los precios no eran muy diferentes a los del resto del año, pero encontró una promoción que incluía envío gratis hasta su casa, aunque la compra debía realizarse en una sucursal física y no en línea.

Para asegurarse de que nadie le ganara la oferta, fue a su casa, contó todos los billetes y luego armó fajos de mil pesos para que fuera más fácil pagar. Cuando terminó, fue al establecimiento, aunque confesó que se sentía algo avergonzada por la forma en que iba a pagar. Sin embargo, la reacción de los empleados fue completamente diferente.

“Fue súper rápida en contar todo, y el cerillito estaba bien sorprendido, igual que las cajeras a los lados. Una hasta se asomó varias veces para ver todos los billetes. Yo creo que pensaron que nosotros (mi pareja y yo) habíamos roto el cochinito de ahorros o algo así”, expresó.

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Tras realizar la compra, tuvo una sensación extraña: “Me sentí rara porque pasé de tener 13 mil axolopesos a nada. Además, el refri llegaría una semana después, así que no tenía ganas de celebrar”.

Días después, el electrodoméstico llegó a su casa: “Me siento muy adulta chiquita haciendo esas compras, y aunque para muchos pueda ser aburrido, a mí me gusta mucho estar en casa y estar a gusto en ella”. Al final, le quedaron mil pesos, que usó para comenzar de nuevo con su ahorro.