Sharon Hayes, una mujer de 67 años originaria de Idaho, Estados Unidos, demandó al que fue su doctor de fertilidad que le permitió quedar embarazada de su hija, después de percatarse que el médico utilizó de su propio esperma para inseminarla.
Todo comenzó en el año de 1989 cuando Sharon junto a su esposo acudieron con el doctor David R. Claypool, especialista en fertilidad además de ser obstetra y ginecólogo, con la intención de tener un hijo después de que no pudieran concebir.
En aquel momento, la pareja eligió un donante anónimo el cual el doctor les aseguró que tendría todos los rasgos que habían seleccionado en cuanto a su color de cabello y ojos, además de que se aseguraría de que estuviera bien de salud y que no tuviera ningún problema genético.
El doctor Claypool también pidió tarifas de 100 dólares por cada uno de los tratamientos que realizó, y aseguraba que ese dinero era dirigido a los donantes de esperma anónimos como parte de sus servicios.
La inseminación artificial terminó por ser un éxito y Sharon terminó embarazada de su hija Brianna que en la actualidad tiene 33 años y quien iba a descubrir la verdad sobre su padre.
¿Cómo se descubrió la mala práctica del doctor?
Brianna, como una gran parte de las personas nacidas por inseminación artificial, en un momento de su vida decidió buscar a quién era su verdadero padre, por lo que recurrió a las nuevas tecnologías y al sitio 23andMe, uno de pruebas genéticas y ascendencia, para conocer la verdad.
De igual forma, su intención era descubrir lo que había detrás de algunos problemas de salud que había presentado a lo largo de su vida, como un ataque infantil de leucemia, algo que del lado de la familia de su madre no se había presentado.
Después de los resultados, Brianna descubrió que el doctor Claypool era en realidad su padre, y no solo eso, también se dio cuenta que tenía al menos 16 medios hermanos cercanos, por lo que otras mujeres al igual que su mamá fueron engañadas durante su tratamiento.
Por ello, Sharon Hayes interpuso una demanda ante el Tribunal Superior del condado de Spokane en Washington, Estados Unidos, bajo los cargos de fraude, falta de obtención de consentimiento en violación de la ley estatal de negligencia médica y violación de la ley estatal de protección al consumidor.
Brianna entiende a su madre
“Ella siente una inmensa culpa por ponerme en esta situación. Le dije: ‘Esta no eras tú en absoluto, pasaste por todos los canales apropiados para hacer lo que tenías que hacer’. Simplemente estabas siendo madre, queriendo ser una madre amorosa”, indicó Brianna en una entrevista para la agencia AP.
Respecto al doctor Claypool, ni él o su abogado decidieron realizar algún comentario sobre la situación, solo que no conocía a Sharon Hayes. Además, el doctor dejó la práctica en 2005. Tampoco se conoce si alguna otra mujer ya había comenzado un proceso legal similar contra él.
Este se une a varios cientos de casos de personas que han descubierto que son hijos de doctores especialistas en fertilidad, quienes engañaron a sus padres con el tratamiento. La situación ya se convirtió en un documental de Netflix de nombre “Nuestro padre”, que relató el caso del doctor Donald Cline, quien se descubrió tuvo 94 hijos al inseminar a sus pacientes.