Paige Knudtson es una madre de familia originaria de Virginia, Estados Unidos, que notó un comportamiento extraño de su hijo Finn, quien todos los días amanecía en la cama de su perro abrazado a él.
Ante la duda, Paige colocó una cámara de seguridad para registrar los movimientos de su hijo por las noches y descubrió como todos los días su pequeño hijo abandonaba su cama en medio de la noche para estar con su mascota.
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En un video compartido en su cuenta de Facebook se pueden ver lo que hacía Finn todas las noches con tal de pasar tiempo con su perro de nombre Brutus.
Dentro de las imágenes se ve como Finn decide bajar de su cama con su cobija, un bote agua, su chupón y un juguete. Brutus, un perro de la raza bóxer, luce en calma y dormido en su cama a un lado de la del niño y no hace ningún movimiento.
Al querer el niño dormir junto a su mascota se ve cómo hace de todo para poder acomodarse, al tratar de empujar a Brutus un poco, al quedar de lado acomodado junto a él, al dormir utilizando el cuerpo de la mascota como almohada e incluso se sube encima del perro en un momento con tal de lograr estar cómodo.
Después de muchos intentos, Finn encuentra el espacio perfecto para acostarse y descansar, para así acompañar el sueño de su perro que a pesar de los empujones y demás nunca se movió o despertó.
La gran unión del niño con su perro
Este video de Finn con su perro fue compartido originalmente en 2020, pero volvió a hacerse viral debido a que el niño cumplió el pasado 14 de julio la edad de 4 años, por lo que al momento de compartirse las imágenes apenas tenía un año.
La historia de Finn y su mascota Brutus es una muy curiosa. Todo comenzó antes de que el niño naciera, a los cinco meses de gestación cuando los médicos encontraron que el pequeño tenía un problema de salud por el que tendría que ser operado al nacer.
Paige, la madre de familia, ya había decidido en ese momento adoptar a un perro para que su hijo tuviera una mascota con la que crecer a su lado, por lo que recibieron a casa a Brutus, un perro que ya tenía dos años al momento de su adopción.
Al nacer Finn pasó dos meses en el hospital y, al llegar a casa, Brutus se volvió en su amigo incondicional e inseparable al acompañarlo en todo momento, como si supiera que necesitara mayor compañía.
“Brutus a menudo se acurruca dónde está sentado Finn y lo sigue de una habitación a otra en nuestra casa. Si Finn está mal de salud, Brutus lo sabe y simplemente se queda al lado de Finn o apoya la cabeza en el pecho de Finn”, explicó la madre de familia.
Una vez que Finn pasó a dormir en un cuarto propio y en una cama sin protecciones, Brutus lo cuidaba al comenzar a dormir en el piso y vigilar todas las noches que no se cayera. El niño empezó a seguirlo y, cuando se sentía mal, bajaba al piso para dormir con el perro.
La madre no tuvo de otra que trasladar la cama de Brutus al cuarto de Finn y, tras descubrir que su hijo ya dormía más con su perro que en su propia cama, comenzó a colocar colchonetas y cobijas más grandes para que ambos durmieran. Finn actualmente tiene cuatro años y mantiene en Brutus a uno de sus mejores amigos.