Durante la crianza los padres empelan diferentes mecanismos con el objetivo de que sus hijos tengan un sano desarrollo que les permita crecer en un entorno seguro y estable. De esta manera esperan que tengan una buena interacción con el mundo que los rodea, con buenas relaciones y crecimiento personal.
Sin embargo, los especialistas sostienen que hay casos en los que con la intención de que esto sea así, los papás suelen tener ciertas conductas poco positivas. Si esto no se cambia a tiempo se generarán diferentes inconvenientes, lo que podrá afectar el crecimiento del menor, al igual que el vínculo con sus tutores.
Ante esta situación han surgido los términos de padres de algodón e hijos de cristal, que sirven para hablar de casos en donde los progenitores con el objetivo de cuidador a los niños hacen todo lo posible para evitarles cualquier inconveniente. Sin embargo, algunos especialistas sostienen que lo mejor es no usar este tipo de palabras.
¿Qué son los padres de algodón e hijos de cristal?
Los padres de algodón se caracterizan por buscar que sus hijos no se frustren, no se esfuercen, no tengan obligaciones, que sean intolerantes a las respuestas negativas, por lo que hacen que tampoco se enojen, viajen en transporte público o estén expuestos a cualquier situación que consideren negativa para ellos.
Así fue como lo explicó Analía Forti, licenciada en Ciencias para la Familia, consultora psicológica con enfoque logo terapéutico, psicóloga social y mediadora familiar. Esto fue detallado en un artículo que escribió para el Colegio Concepción Cabrera.
En ese mismo informe, añadió que los hijos de cristal son aquellos que se desmotivan con facilidad, esperan que todo se los resuelva alguien más, creen tener derecho a todo sin responsabilidad de nada o no cuentan con los recursos para vencer los obstáculos.
Algunos expertos han señalado que se debe tener cuidado con estos términos, en especial porque no son oficiales que se puedan usar para clasificar a las personas, principalmente porque se desconocen los motivos detrás de esas conductas.
En este sentido, la psicóloga Julie Lythcott-Haims ha señalado que es indispensable ponerle atención a la sobreprotección, ya que puede generar consecuencias negativas, aunque cuidar a los hijos de esa manera no es símbolo de un trastorno o enfermedad.
Por esa razón, los términos ‘papá de algodón’ y ‘niño de cristal’ no deben ocuparse para clasificar a la gente sin conocerla. Lo mejor es buscar la ayuda de un experto de la salud mental para que pueda dar un diagnóstico más preciso, en especial porque estos hábitos de cuidado no deben tomarse a la ligera. De esta forma el especialista dará la guía adecuada.
¿Cómo identificar la sobreprotección?
Además de buscar la ayuda de un profesional, se pueden revisar los rasgos que indican cierto nivel de sobreprotección. El portal Educación Inicial de Fundación Carlos Slim mencionó que estas son algunas señales que podrían demostrar que hay sobreprotección:
Como padre:
- Respondes y actúas por tu hijo.
- Le dices siempre que hacer y cómo hacerlo.
- Resuelves las dificultades a las que se presenta.
- Ocupas el medio para cuidarlo (si te alejas de mi te pueden robar).
- Ignoras o justificas sus malas conductas.
- Te entrometes en su autonomía (ponerle la ropa cuando quiere hacerlo por sí solo).
- Evitas que realice sus responsabilidades básicas como recoger sus juguetes.
- Le compras todo lo que quiere.