Cada 13 de junio se dan cita fieles de la capital poblana en el Templo de San Antonio Padua, quien ha sido reconocido por conceder milagros relacionados con el amor y el matrimonio.
Pese a que los comerciantes que se han instalado a las afueras de la iglesia han comentado que cada año ha disminuido el flujo de visitantes al templo, todavía se observa a hombres y mujeres devotas depositar sus listones y veladoras al santo patrono de esta celebración.
Magdalena, comerciante, narró que desde pequeña junto con sus padres ha realizado la venta de listones, oraciones y escapularios en el atrio de la iglesia, en donde ha presenciado a miles de feligreses que han sido bendecidos con los milagros que han pedido con fe al santo.
“Todo lo que uno debe hacer es tener fe, porque si no lo haces así no te concede nada de lo que pidas, he visto hasta quienes piden una casa y se llevan tres, porque también hace otros milagros, pero siempre y cuando lo pidas con el corazón”, detalló.
Igualmente compartió que hace 12 años se encontraba desesperanzada ya que durante años había tenido la ilusión de formar una familia y no podía hacerlo, sin embargo, un día de diciembre su madre le regaló una figura de San Antonio y le dijo que pidiera con fe la llegada de un hombre que pudiera darle el sueño de casarse y tener hijos.
“Justo el 14 de febrero conocí a mi esposo, nos enamoramos y en marzo nos casamos, fue casi inmediato. Un año después tuve a mi hijo quien ahora tiene 11 años, y seguimos siendo muy felices juntos”, relató.
Magdalena explicó que el ritual para pedir un milagro a este santo consiste en anotar en un listón lo que quieres que sea concedido, dependiendo de lo que pidas es el color del lazo; para el amor es el rojo, para dinero y trabajo es el verde y para la salud y el matrimonio es el color blanco.
Posterior a ello se deben realizar 13 oraciones junto con 13 nudos que se hacen en el listón por cada rezo terminado, posterior a ello se debe colgar el listón y colocar una veladora junto al santo que se encuentra ubicado al centro de la iglesia y esperar con devoción la llegada del milagro.