La más reciente ola de calor llegó con temperaturas que no se habían tenido hasta ahora, por lo que también surgieron efectos de los que antes no se habían conocido, no sólo en la salud humana, sino también en otros aspectos como la vegetación y hasta en temas del entorno como las estructuras de diversos edificios, tal y como lo descubrió recientemente un investigador.
Dicho hallazgo incluso lo calificó como un “peligro silencioso”, además de indicar que tipo de ciudades son las que se encuentran más propensas a sufrir este tipo de riesgos, pues fenómenos como los temblores han demostrado que ninguna estructura es lo suficientemente robusta ante la naturaleza, pero, ¿cuáles son los efectos que tienen las elevadas temperaturas?
¿Qué sucede en los edificios con las altas temperaturas?
De acuerdo con el trabajo del ingeniero civil y medioambiental de la Universidad Northwestern, Alessandro F. Rotta Loria, publicado en la revista de divulgación científica Nature, el cambio climático y en específico el calor genera un debilitamiento progresivo en estas estructuras, principalmente en ciudades en las que predomina el suelo blando, como aquellas que se ubican cerca de la costa.
Esto partiendo de que, al elevarse las temperaturas, tanto las aceras como los edificios irradian calor, generando incluso una sensación de bochorno, al grado que incluso las grandes concentraciones urbanas han sido nombradas como “islas de calor urbano” las cuales se ha comprobado que pueden ser entre 3.33 y 11.11 grados Celsius más calurosas que las zonas rurales.
A esto se suma el hecho de que las infraestructuras subterráneas emiten constantemente calor a la tierra que las rodea, temperatura que se acumula hasta crear puntos calientes, que contribuyen a agravar la crisis climática, además de que la diferencia de temperatura entre el verano y el invierno pueden amenazar las estructuras subterráneas y las de los edificios.
¿Los edificios se deforman con el calor?
De acuerdo con la investigación que se desarrolló en Illinois, luego que se detectara una acumulación de calor, el centro de la ciudad de Chicago se está deformado sin que nadie se percatara, lo que podría representar un riesgo a largo plazo, lo cual es originado por la dilación y contracción de las estructuras subterráneas como resultado del cambio de temperatura.
La recopilación de información llevó un periodo de tres años, recabando datos de temperatura tomados de más de 150 sensores instalados en sótanos, túneles ferroviarios y aparcamientos subterráneos, tomados específicamente en un distrito a orillas del lago Míchigan, información que Rotta introdujo en una simulación informática del entorno subterráneo desde la década de 1950 hasta la actualidad, para estimar las condiciones que tendrán en 2050.
El hallazgo determinó que algunas zonas en el estacionamiento podrían levantarse hasta 12 milímetros o asentarse hasta ocho milímetros, dependiendo de la composición del suelo, generando grietas en los cimientos y muros, los cuales pueden terminar por provocar que el inmueble se incline, lo que el investigador incluso piensa que pudo haber sido el detonante de continuos problemas y gastos de mantenimiento en los últimos tiempos, aunque considera necesaria una investigación multidisciplinar para ampliar sus resultados y generar estrategias.