Durante la Edad Media, periodo de la historia que comprende los siglos del X y XV, y hasta principios del siglo XX, en Europa era común observar en las casas grandes muebles similares a un armario dentro de las habitaciones, con la peculiaridad de que no se colocaban objetos ahí, sino camas.
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Conocidas como camas tipo caja, se podían encontrar en muchas casas rurales de Escocia, Francia, los Países Bajos y Reino Unido debido a que fue extremadamente popular.
En una consulta de la BBC realizada al museo de Wick, ubicado en Escocia, se puede ver uno de estos armarios, realizado de madera pino y con un gran tamaño que está diseñado con un par de puertas dobles de largo completo en la parte delantera, el cual podía ensamblarse como un mueble normal y moverse a lo largo de la habitación.
Junto a este tipo de diseño de mueble independiente, otros eran construidos en huecos y se unían a la estructura de las casas, como los grandes armarios de piso, pero estos a una altura media.
Algunos se encontraban adornados con cortinas para crear un ambiente más amable y acogedor, lo que lo convirtió en un mueble de moda, incluso en aquellas casas que no requerían de espacios externos para dormir por la gran cantidad de habitaciones con las que contaban.
“Este mueble no sólo sirve como cama, sino como armario y cómoda para la ropa blanca”, indica la Enciclopedia de arquitectura y muebles de cabañas, granjas y villas que fue publicada por primera vez en 1833. “En algunas partes del país las puertas de las camas se fijan por dentro con pernos, o tienen una cerradura para cerrarlas por fuera; de modo que una persona que se va a la cama, con todo su tesoro a su alrededor en los estantes circundantes, puede asegurarlo mientras duerme por la noche, o cuando sale a trabajar durante el día, cerrando las puertas con llave o con cerrojo”.
La influencia de este mueble incluso se puede ver en piezas de arte como la pintura “El deber de una madre” del artista Pieter de Hooch, en donde se puede ver a una mujer atendiendo a su hija de los piojos frente a una cama caja en el fondo, enclavada sobre la pared y con una cortina.
Este mueble para dormir dejó de utilizarse a partir del siglo XIX ya que las personas en Europa comenzaron a preocuparse por temas como la higiene o el aire viciado, por lo que la práctica solo se mantuvo en algunos lugares de Escocia hasta el siglo XX.
¿Por qué se utilizaban las camas tipo caja?
Libros como “At Home” del autor Bill Bryson describe como el rey Enrique V durante su intimidad con Catalina de Valois en realidad nunca se encontraban solos, ya que en la habitación siempre estaban presentes su mayordomo como su chambelán.
En las casas de la población en general se tenían problemas similares ya que eran residencias de solo dos espacios, un cuarto o una sala que finalmente todo se utilizaban como dormitorio debido a que las familias eran de muchos integrantes.
Ya que la privacidad era un gran problema, las camas tipo caja daban a las personas la oportunidad de tener su propio espacio en el armario, ya sea al cerrar las puertas o al colocar la cortina para que nada de lo que pasara dentro fuera observado por otros.
Junto a esto, debido a que tardó el desarrollo de una calefacción industrializada o de mejores formas de resguardarse del frío, este tipo de muebles eran más que útiles durante el invierno.
Al atrapar el calor corporal mantenían caliente a la persona mientras dormía en el invierno, sin la necesidad de utilizar fuentes externas como las chimeneas o estufas.
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De acuerdo a algunos autores, las camas tipo caja tenían otros usos como ofrecer protección de distintos animales como los lobos y de tener un mayor control de los hijos, en especial para las personas que trabajan en el campo, ya que solo tenían que trasladar el mueble para que los más pequeños siguieran durmiendo.