Un estudio realizado en el Reino Unido detectó cómo la enfermedad de Alzheimer terminó por transmitirse a pacientes por medio de hormonas que fueron extraídas de cadáveres.
Científicos del University College London (UCL) analizaron una hormona de crecimiento humano pituitaria derivada de un cadáver contaminado, la cual fue administrada a más de 1,800 niños de baja estatura en el país británico durante los años de 1959 a 1995.
Esta hormona ya había sido retirada después de que fuera descubierto que desencadenaba la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ), una que puede causar cambios en la personalidad, ansiedad, depresión y pérdida de la memoria después de unos cuantos meses.
Dentro de las pruebas, se encontró que el mismo lote que provocó la enfermedad ECJ también pudo haber desencadenado el Alzheimer en algunos de los pacientes.
Cinco de los pacientes desarrollaron Alzheimer después de recibir el tratamiento con la hormona y el más joven de ellos comenzó a mostrar los síntomas a partir de los 38 años, es decir, no tuvo que llegar a adulto mayor para presentar la enfermedad.
“Los pacientes que hemos descrito recibieron un tratamiento médico específico y descontinuado durante mucho tiempo que implicaba inyectarles material que ahora se sabe que estaba contaminado con proteínas relacionadas con la enfermedad”, comentó John Collinge, director del Instituto de Enfermedades Priónicas de la UCL y principal autor del estudio.
De igual forma, el principal autor del estudio explicó que esto no significa que la enfermedad sea transmisible, solo deben entenderse las condiciones para el extraño contagio.
“No estamos sugiriendo ni por un momento que se pueda contraer la enfermedad de Alzheimer. No se puede contraer siendo cuidador o viviendo con un marido o una mujer que padece la enfermedad”.
“Sin embargo, el reconocimiento de la transmisión en estas situaciones raras debería llevarnos a revisar las medidas para prevenir la transmisión accidental a través de otros procedimientos médicos o quirúrgicos, con el fin de evitar que estos casos ocurran en el futuro”, añadió.
¿Cómo se realizó este estudio con el Alzheimer?
La investigación explica que todo comenzó cuando se decidió analizar los cerebros de ocho personas que fallecieron a causa de la ECJ y que habían recibido un tratamiento hormonal para el crecimiento humano.
Estas personas tuvieron de 38 a 55 años y cuatro de ellos presentaron niveles enormes de proteína beta amiloide, un depósito pegajoso que puede generarse entre las células cerebrales e impide que la comunicación entre ellas pueda darse de forma adecuada.
Decidieron entonces rastrear la hormona de crecimiento original utilizada y la encontraron almacenada por el Departamento de Salud de Reino Unido. Al analizar encontraron las mismas proteínas beta amilodes mal plegadas implicadas en el Alzheimer.
Reiteraron que en las personas analizadas, ninguna de ellas era propensa a padecer la enfermedad o tenían algún rasgo genético de riesgo. Tampoco mostraron síntomas de demencia, pero de haber vivido más tiempo es posible que la hubieran desarrollado.
“Esta transmisión se produjo después del tratamiento con una forma ahora obsoleta de hormona del crecimiento e implicó tratamientos repetidos con material contaminado, a menudo durante varios años. No hay indicios de que la enfermedad de Alzheimer pueda adquirirse por contacto cercano o durante la presentación de atención de rutina”, comentó el doctor Gargi Banerjee, del Instituto de Enfermedades Priónicas de la UCL y parte de los autores del estudio.
Antes de esto no se habían encontrado casos donde el Alzheimer haya sido adquirido por medio de otros procedimientos médicos o quirúrgicos, pero resaltaron que la actual investigación es una muestra de la importancia de cualquier método de descontaminación para el equipo quirúrgico.