Una investigación encontró que un subtipo específico de una bacteria que se encuentra de manera común en la boca puede viajar al intestino y crecer dentro de los tumores de cáncer colorrectal.
De acuerdo a una investigación realizada por el Fred Hutchinson Cancer Center de Seattle, Estados Unidos, y publicado por la revista Nature identificaron a esta bacteria que sería culpable de impulsar la progresión del cáncer y conducir a peores resultados tras el tratamiento de la enfermedad.
Los resultados se encontraron después de examinar los tumores de cáncer colorrectal, uno que se produce cuando las células en el colon o el recto se multiplican sin control, de al menos 200 pacientes y se midió los niveles de la bacteria Fusobacterium nucleatum, una que se sabe infecta los tumores.
Al menos en 50 por ciento de los casos, se encontraron que solo un subtipo específico de bacteria estaba elevado en el tejido tumoral en comparación con el tejido sano. También se encontró la bacteria en mayores cantidades en las muestras de heces de pacientes con cáncer colorrectal en comparación con las muestras de personas sanas.
“Hemos visto constantemente que los pacientes con tumores colorrectales que contienen Fusobacterium nucleatum tienen una supervivencia y un pronóstico peores en comparación con los pacientes sin el microbio”, comentó Susan Bullman, doctora e investigadora del microbioma del cáncer Fred Hutch y coautora del estudio. “Ahora estamos descubriendo que un subtipo específico de este microbio es responsable del crecimiento del tumor”.
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¿Cómo se desarrolló la investigación de esta bacteria?
El estudio comenzó cuando los investigadores querían descubrir cómo la bacteria Fusobacterium nucleatum se mueve desde su entorno típico de la boca a un sitio distante en la parte interior del intestino y si contribuía al crecimiento del cáncer.
Se encontró que el grupo predominante de la bacteria en los tumores de cáncer colorrectal, que se creía de una sola subespecie, en realidad se encontraba compuesta de dos linajes distintos conocidos como “clados”.
Cuando se separaron las diferencias genéticas en estos clados, los investigadores encontraron que el tipo Fna C2 que se infiltraba en el tumor había adquirido rasgos genéticos distintos, lo que sugería que podía viajar desde la boca a través del estómago, resistir el ácido del estómago y luego crecer en el tracto gastrointestinal inferior. De manera total, el análisis encontró 195 diferencias genéticas entre los clados.
Se pasó entonces a comparar el tejido tumoral de pacientes con cáncer colorrectal con el tejido de pacientes sanos y se encontró que el subtipo Fna C2 está significativamente enriquecido en el tejido tumoral colorrectal y es responsable del crecimiento de este tipo de cáncer al encontrarse en aproximadamente 50 por ciento de los casos analizados.
“Tenemos cepas bacterianas que son tan filogenéticamente cercanas que pensábamos que eran la misma cosa, pero ahora vemos una enorme diferencia entre su abundancia relativa en los tumores y en la cavidad bucal”, comentó Christopher D. Johnston, doctor microbiólogo molecular de Fred Hutch y coautor del estudio. “Hemos identificado el linaje bacteriano exacto asociado con el cáncer colorrectal y ese conocimiento es fundamental para desarrollar métodos preventivos y de tratamiento eficaces”.
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Después de los resultados del estudio, los investigadores creen que presenta importantes oportunidades para desarrollar terapias celulares microbianas, que utilizan versiones modificadas de cepas bacterianas para administrar tratamientos directamente en los tumores.