En el aire que respiramos a diario, existen partículas invisibles a simple vista que representan una grave amenaza para nuestra salud, entre ellas una diminuta partícula es capaz de penetrar profundamente en nuestros cuerpos y causar estragos en órganos vitales como el corazón y los pulmones.
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Aunque este tipo de contaminación afecta desproporcionadamente a personas en países con ingresos bajos y medianos, su impacto puede sentirse en todo el mundo y afectar a la población en general por actos diarios.
¿Cuál es el contaminante más dañino?
En el aire existen distintos tipos de contaminantes que pueden causar daños en los seres humanos, uno de los más letales es la llamada PM2,5 que es principalmente emitida por los automóviles, camiones, quema de artículos como la madera o el plástico o los desperdicios de las fábricas.
Una vez que entra en el cuerpo esta se puede volver letal según la exposición a la que se haya sometido el paciente y se esparce por medio del torrente sanguíneo hasta llegar al corazón, el cerebro y los distintos órganos.
“La exposición a partículas pequeñas de 2.5 micrones o menos de diámetro (PM2.5), generadoras de enfermedades cardiovasculares y respiratorias, además de cáncer pulmonar, impacta sobre todo a personas que viven en países de ingresos bajos y medianos y que soportan desproporcionadamente la carga de la contaminación del aire de exteriores, según estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS)”, menciona el gobierno de México.
¿Cómo afectan las partículas PM2,5 a tu salud?
Si bien se tiene conocimiento que afecta mayormente a las personas con enfermedades cardiacas o pulmonares, niños y adultos mayores puede afectar a la población en general y su peligro aumenta mientras las partículas sean más pequeñas de aproximadamente 10 micrómetros de diámetro.
La Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) informa que entre sus principales afectaciones se encuentran la muerte prematura por enfermedades cardiacas o pulmonares, infartos al corazón que no llegan a la muerte, asma grave, función pulmonar reducida y dificultades para respirar.
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Para prevenir este contaminante se recomienda evitar el exceso de textiles en el uso cotidiano como peluches o alfombras, instalar sistemas de ventilación que filtren partículas fonas, limpiar el polvo con paños mojados y tener cuidado con chimeneas y calderas, especialmente en interiores.
