La agudización de enfermedades gastrointestinales en las zonas de mayor densidad poblacional de las cercanías a los ríos Atoyac y Alseseca es inminente ante la resistencia bacteriana, que es provocada por la fuerte presencia de químicos, como benceno, así como antibióticos impregnados en desechos orgánicos, advirtió el investigador de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), Francisco Javier Sánchez Ruiz, quien igual señaló que los tratamientos comunes contra dichos padecimientos perderán efectividad.
Debido a las altas concentraciones de sustancias químicas y sintéticas en las aguas residuales vertidas sin tratamientos adecuados en la subcuenca del Alto Atoyac, múltiples familias de microorganismos han encontrado el entorno propicio para reproducirse de forma descontrolada.
Según el académico, si bien la reproducción de bacterias es natural, lo que hace riesgoso a este fenómeno es la combinación de dichos organismos con materia inorgánica, pues ello provoca la encapsulación de los mismos, derivando en su resistencia y mutación. Dicho de otra manera, las bacterias adquieren nuevas propiedades, haciéndolas inmunes a los antibióticos convencionales.
Aunque existen decenas de sustancias que, debido a su alta concentración, se convierten en elementos nocivos para el ambiente y la salud de humanos y animales, en Puebla la presencia de colorantes, principalmente derivados de la industria textil, aceleran la resistencia bacteriana, destacó el investigador, quien posee un doctorado en Ingeniería Química por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH).
Resistencia bacteriana
De acuerdo con Sánchez Ruiz, la resistencia bacteriana ocurre cuando los microorganismos son capaces de soportar los efectos de antibióticos y tratamientos que de forma convencional se utilizan para inhibir su desarrollo. Lo anterior es posible gracias a la mutación de las bacterias, que se favorece ante la presencia excesiva de sustancias empleadas para matarlas, o bien ante la proliferación desmedida de las mismas en entornos aptos para ello.
El académico señaló que existe un gran número de microorganismos, como el E. coli, que puede causar desde diarreas hasta diarrea insuficiencia renal, proliferan en entornos acuáticos, como ríos y lagunas.
Hemos observado que hay diferentes tipos de patógenos y precisamente han proliferado por las características que tiene el agua. Hemos observado y encontrado colorantes, tanto orgánicos como sintéticos, y eso ayuda a que muchos de estos patógenos puedan reproducirse. Encontramos, por ejemplo, colonias de diferentes tipos de E. coli con la presencia de mutaciones diferentes argumentó el catedrático de UPAEP.
Según el experto, en ambientes acuáticos todas las bacterias conviven entre sí, lo que aumenta las posibilidades de que entre ellas se transmitan sus genes de resistencia. En otras palabras, las bacterias con esta nueva capacidad pueden transferir sus genes a otras, incluso las que no eran originalmente resistentes.
En el caso del Atoyac y Alseseca, sin embargo, dichos microorganismos crecen a pasos acelerados, pues muchas de las sustancias químicas vertidas por descargas industriales y domiciliarias sin un tratamiento previo generan las condiciones perfectas para su desarrollo.
En otras palabras, el experto detalló que la acumulación de contaminantes orgánicos y químicos en los cuerpos de agua de la subcuenca del Alto Atoyac se convierten, desde el punto de vista microbiano, en verdaderos focos de infección.
Esto es básicamente un foco de infección muy fuerte en los ríos Atoyac y Alseseca, además de que estos contaminantes también están detonando enfermedades crónico-degenerativas en las personasañadió.
También, el catedrático detalló que, en los últimos años, el aumento de aguas contaminadas y fenómenos como las ondas de calor han propiciado también el acelerado crecimiento de bacterias.
Aunado a la reproducción de microorganismos, los cuales en su mayoría provocan padecimientos gastrointestinales y hasta enfermedades crónico-degenerativas, se propicia la resistencia bacteriana, lo cual representa un alto riesgo para la salud pública de la ciudadanía.
De acuerdo con Sánchez Ruiz, los colorantes empleados en su mayoría en las fábricas de textiles que vierten sus aguas residuales desde el corredor industrial de San Martín Texmelucan son las sustancias que favorecen la resistencia bacteriana.
Bacterias albergadas en cuerpos de agua
Información de la Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló que existen decenas de familias patógenas capaces de sobrevivir en entornos acuáticos, de las cuales en su mayoría provocan enfermedades gastrointestinales en la población.
Por ejemplo, una de ellas es E. coli, una bacteria que regularmente vive en los intestinos de humanos y animales. Algunas de ellas pueden provocar cuadros diarreicos, infecciones urinarias y hasta insuficiencia renal.
La Enterococcus spp, que generalmente ocasiona infecciones urinarias y abdominales, suele ser poco susceptible a las condiciones ambientales adversas, razón por la cual su presencia en el agua es indicativo generalmente de contaminación fecal.
También la Salmonella, que provoca diarrea, fiebre y otros dolores abdominales, suele vivir en aguas contaminadas con desechos fisiológicos de humanos y animales. Algo similar ocurre con las bacterias Shigella spp, Vibrio cholerae (que causa cólera), Clostridium perfringens (que causa padecimientos como gangrena gaseosa), Pseudomonas aeruginosa, Campylobacter spp y Legionella spp.
Distancia de riesgo
Actualmente hay análisis que revelan que los microorganismos que provocan algunas enfermedades gastrointestinales se han vuelto más resistentes a los antibióticos. Este efecto se agudiza especialmente en las zonas ribereñas de la ciudad de Puebla y la zona metropolitana, destacó el investigador de UPAEP.
Sánchez Ruiz sostuvo que, si bien la forma más riesgosa de contraer enfermedades es bebiendo directamente el agua, la cercanía de la población a las fuentes de contaminación determina el grado de riesgo que tienen de sufrir alguno de estos padecimientos originados por bacterias mutadas.
Señaló que las poblaciones situadas entre 5 y 10 kilómetros de las riberas del Atoyac y Alseseca presentan mayores probabilidades de tener alguna de estas enfermedades. No obstante, el experto afirmó que, gracias a que algunas bacterias son capaces de viajar en las corrientes de aire, un puñado de microorganismos pueden alcanzar distancias superiores.
De forma particular, la resistencia bacteriana tiene efectos más significativos en las poblaciones infantiles y de adultos mayores, destacó Sánchez Ruiz. Lo anterior debido a que los sistemas inmunológicos de las personas en dichas etapas de la vida suelen no estar tan protegidos.
Por otra parte, hizo hincapié en que las personas gestantes enfrentan también un problema en el desarrollo de sus bebés, así como de la lactancia, lo cual puede ocasionar, además de enfermedades, problemas en el nacimiento y crecimiento de los infantes. Precisó que también la presencia de bacterias mutadas pueden también ocasionar abortos espontáneos.
Hemos visto en mujeres embarazadas que se han visto modificados sus procesos biologicos, en el sentido de que han bajado su produccion de lactancia, y hemos visto un incremento en abortos espontaneos en las colonias aledañas a los rios destacó Sánchez Ruiz.
El investigador de UPAEP también compartió que la resistencia bacteriana no es únicamente propiciada por la alta concentración de sustancias, como colorantes, pues la existencia de antibióticos y medicamentos en el agua de los ríos genera un efecto de contención.
De acuerdo con Sánchez Ruiz, los antibióticos desechados a los cuerpos de agua, así como los medicamentos impregnados en los residuos fisiológicos de la población y animales –pues no todos se metabolizan de forma correcta en el cuerpo–, inclusive los desechos hospitalarios, pueden propiciar dicha resistencia.
Según el experto, aunque las concentraciones de antibióticos sean bajas, dichas sustancias son capaces de ejercer presión selectiva sobre algunos microorganismos presentes en los ríos, ocasionando que estos sobrevivan y se multipliquen con nuevos genes.
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Finalmente, Sánchez Ruiz destacó que la contaminación de la subcuenca del Alto Atoyac, que posee los ríos más contaminados de Puebla, dejó de ser un problema únicamente ambiental, pues en la actualidad la falta de atención a las fuentes de polución, entre otras problemáticas, ha hecho que esta situación sea ahora una crisis en materia de salud pública.