Comúnmente la depresión suele asociarse con episodios de llanto y tristeza que pueden ser originados por situaciones que implican un conflicto que llega a trastornar el statu quo, sin embargo, al igual que existe con otras enfermedades, está suele presentarse de distintas maneras y hasta tiene la posibilidad de disfrazarse, de tal manera que ni quien la padece, ni su entorno la detecten.
Pues cuando se habla de este padecimiento se suele a asociar con un estado en que se complica el funcionamiento de una persona en la vida cotidiana, aunque es al camuflarse este mal que recibe el nombre de “depresión funcional”, misma que medicamente es conocida como “trastorno depresivo persistente (TDP)” y que puede significar importantes riesgos para la vida de un paciente.
¿Qué es la depresión funcional?
Debido a que los síntomas de este padecimiento son menos debilitantes que los de la depresión mayor, los pacientes diagnosticados con TDP son aquellos que tienen a experimentar energía en conjunto con estados de ánimo bajos a largo plazo, por lo que una vez identificado, el problema puede ser debilitante debido a que es un proceso que se lleva de manera gradual.
Cabe puntualizar que si bien quienes lo padecen pueden funcionar de manera normal durante aproximadamente 2 años desde su aparición, debido a que el efecto suele ser profundo, conforme transcurre el tiempo las capacidades terminan por verse afectadas, ya sea en uno o varios ámbitos de la vida, siendo posible continuar como si nada pasara en aspectos no dañados.
Sobre los síntomas, si bien varían dependiendo de la experiencia de cada persona, existen algunos patrones que suelen estar presentes en la mayoría de los casos como:
- Comer en exceso
- Insomnio o exceso de sueño
- Falta de energía
- Bajo estado de ánimo continuo
- Reducción de la autoestima
- Dificultad para tomar decisiones
- Sentimientos de desesperanza
- Disminución del apetito
- Aislamiento social
¿Cómo se puede atender la depresión funcional?
Para poder determinar si se trata de depresión funcional o de cualquier otro padecimiento mental, es importante recibir ayuda médica, para lo cual los especialistas pueden recurrir a un examen físico y la realización de preguntas específicas e incluso de análisis de laboratorio, la aplicación de una evaluación psicológica, siempre considerando que, si los síntomas se dan antes de los 21 años, se le conoce como de aparición temprana y posterior es de aparición tardía.
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En lo que respecta al tratamiento para atender esta enfermedad existen dos principales maneras de combatirlo, una de ellas es a través de medicamentos que suelen estar basados en inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, antidepresivos tricíclicos e inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina los cuales sólo se venden bajo receta médica.
Finalmente, también se puede recurrir a la terapia de conversación o psicoterapia, el consiste en entablar una charla con un especialista basado en los pensamientos, sentimientos, conductas, relaciones y otros temas relacionados, a fin de adaptarse a una crisis, identificar los asuntos que contribuyen a la depresión y encontrar mejores formas de enfrentar los problemas.