Hay enfermedades que aunque actualmente son consideradas como poco comunes, en otras épocas de la historia de la humanidad existían más casos, tal es el caso de la hemofilia o también llamada "enfermedad de los reyes”, esto debido a que en la Europa del siglo XIX era popular entre la realeza, pues solían reproducirse entre familia, hasta que estas prácticas comenzaron a cambiar.
Actualmente, si bien se trata de una enfermedad que no ocurre con frecuencia, se trata de un padecimiento grave relacionado con un problema de coagulación en la sangre, específicamente cuando existe alguna lesión, lo que la convierte en una enfermedad de cuidado, por lo que si no habías escuchado hablar de ella aquí te contamos más sobre ella y la forma en que se atiende.
¿Qué origina la hemofilia?
Esta enfermedad tiene su origen en la falta de proteínas de coagulación o también llamados factores de coagulación, lo que genera que el paciente sangre por más tiempo después de sufrir una lesión a como sucede de manera normal, colocándose dentro de las principales preocupaciones de los médicos el sangrado interno, especialmente en rodillas, tobillos y codos.
La preocupación de cuando se da un sangrado interno consiste en el hecho de que la sangre puede dañar los órganos y tejidos; su origen comúnmente radica en la genética de un paciente, además de que los signos y síntomas varían dependiendo del nivel de factores que cada paciente maneje por lo que sí es leve sólo se puede presentar después de una cirugía o un traumatismo.
Por otra parte si el problema es grave los sangrados se pueden presentar más fácilmente sin razón aparente, aunque generalmente suele presentarse sangrado excesivo, moretones grandes o profundos, sangrado inusual después de las vacunas, dolor, hinchazón u opresión en las articulaciones, sangre en la orina o en las heces, sangrado nasal sin causa conocida e incluso sangrado en el cerebro.
¿Existe un tratamiento contra la hemofilia?
Comúnmente cuando una persona sangra, el cuerpo reúne células sanguíneas para formar un coágulo con la intensión de detener el sangrado y son los factores los que funcionan con las plaquetas para este fin, proceso que falla ante la falta de proteínas; la forma de diagnosticarse en los casos graves suele darse en el primer año de vida, pero en los leves puede no presentarse hasta la edad adulta.
Para determinar que se trata de este padecimiento suele practicarse un análisis del factor de coagulación a fin de revelar una deficiencia y determinar el nivel de gravedad; una vez determinado esto, el tratamiento principal consiste en reemplazar el factor de coagulación que se necesita, a través de una sonda que se coloca de manera específica en una vena.
En algunos casos también suele realizarse mediante sangre donada, además de que existen otros tratamientos como la desmopresina, el emicizumab, medicamentos para conservar los coágulos, sellantes de fibrina, fisioterapia, además de primeros auxilios para cortes menores, además de que se tienen que seguir algunas recomendaciones para evitar el sangrado excesivo y proteger las articulaciones.