Seguramente alguna vez fuiste víctima de las caídas, quemaduras o raspones y en tu cuerpo viste la aparición de algo nuevo, una costra y aunque cuando las tenemos parece muy tentador retirarlas, este parece no ser la mejor opción si se quiere una rápida recuperación.
Estas manchas que suelen ser rojizas o cafés y con textura dura aparecen para ayudar a la piel a recobrar el estado que tenía antes de la herida y así volver a tener la fuerza que nuestra piel necesita para el día a día.
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¿Por qué no debemos retirar la costra de una herida?
Esta capa dura que se genera por encima de la piel lastimada está trabajando constantemente, aunque no lo veamos, pues se fabrican nuevas células para así poder reparar la parte que ha sufrido daños.
Si la quitamos antes que este proceso termine provocamos que el tiempo de sanación sea más largo, ya que comienza uno nuevo y vuelve a surgir de nueva cuenta la capa protectora, por lo que si ya había una mejora, esto no habrá servido para nada, volverá a doler y nuevamente tendrás que cuidar la herida.
Además, si dejamos la lesión expuesta sin nada que la proteja la hacemos más susceptible a infecciones. Debido a todos estos problemas que se pueden generar, se recomienda no retirar o manipular las costras de una herida por más tentador que parezca.
¿Cómo se forman las costras?
De acuerdo con el sitio médico Medline Plus, indican que las heridas sanan mediante etapas, además, mientras menor sea el tamaño más rápido será el tiempo que necesitará para sanar. Luego que se hace el daño, ya sea alguna raspada, cortada, o alguna otra, es probable que comience a sangrar, esa posteriormente comenzará a coagularse y en algunos casos puede suceder una hemorragia.
Una vez que estos se secan aparece lo que comúnmente se le conoce como costra, su función es servir como una barrera protectora para evitar que flujos u organismos entren o salgan de la piel y causar un daño mayor.
El tiempo que tarde en sanar y desparecer por completo dependerá del cuerpo de cada persona y los cuidados que se le otorguen, por ejemplo, en caso de heridas menores se recomienda limpiar la zona con agua y jabón para luego cubrir con algún vendaje o apósito estéril. Si la herida es grave se deben seguir las indicaciones que el medico proporcione.