Si no llevamos una nutrición balanceada o realizamos ejercicio regularmente, es normal que comencemos a ganar peso con el paso del tiempo. Esto podría llevar a que el abdomen se vuelva más ancho y más grande, pero no siempre es por la grasa por lo que ocurre esto.
Esta ganancia en el volumen del abdomen también podría darse por una enfermedad llamada como ascitis. Puede ocurrir que al intentar retomar una vida saludable el estomago no disminuya su tamaño y comience a abultarse, es cuando se debe visitar al médico para saber si el cuerpo no sufre de este padecimiento.
¿QUÉ CAUSA LA ASCITIS?
Esta enfermedad es una donde líquidos comienzan a ocupar los espacios entre el abdomen y los órganos abdominales. En casos severos puede resultar dolorosa, debido a que el líquido puede comenzar a provocar infecciones o inclusive acumularse en el pecho o los pulmones dificultando la respiración.
Puede resultar como producto de una alta presión en las venas del hígado, así como por la baja producción de una proteína llamada albúmina, la cual se sintetiza en el hígado. La proteína es la principal de la sangre y es una de las más abundantes en el ser humano.
Sus causas más recurrentes son a causa de enfermedades como la cirrosis, provocada por el abuso de alcohol por varios años o por problemas genéticos. También, se relaciona con la hepatitis C o B o por una infección a causa de estas.
Otras enfermedades pueden ser por el hígado graso o por diversos tipos de cáncer como son el de apendicitis, el de colón, hígado, ovarios, páncreas o en el útero. De manera menos común se puede dar como consecuencia de una pancreatitis, de coágulos en las venas del hígado e insuficiencia cardíaca congestiva.
¿CÓMO ES DIAGNOSTICADA Y CUÁLES SON SUS SÍNTOMAS?
Cuando el paciente comienza a notar una extraña sensación de acumulación de líquido en el abdomen, al acudir al médico se le realizará un examen físico y se preguntará sobre sus síntomas.
Para conocer si se trata de ascitis la enfermedad, se requerirá de una prueba de fluido abdominal. Este puede ser obtenido por medio de una aguja y una jeringa, al analizar el líquido, se podrá saber si se trata de una infección o de un problema más complicado como un cáncer que pueda estar causando la enfermedad.
De igual forma, se puede recurrir a un escaneo como son un ultrasonido o una resonancia magnética en donde se muestre los espacios que ya han sido ocupados por el líquido o de dónde proviene la molestia.
Respecto a sus síntomas, en las primeras etapas podría pasar por desapercibida, pero conforme el líquido se acumula las complicaciones llegan. Todo comienza con dolor abdominal, como con distensión, así como el ombligo puede lucir más plano o botado debido al incremento en el tamaño del abdomen.
Conforme pasa el tiempo, puede traer otros síntomas como la falta de apetito, hinchazón, pesadez, náuseas, hinchazón en la parte inferior de las piernas, hemorroides y vomito junto a dificultar para respirar.
Se pueden presentar algunos síntomas relacionados a una insuficiencia hepática, como son la dificultad para concentrarse o desorientación, somnolencia y la piel como los ojos pueden tomar un tono amarillento.
De complicarse la enfermedad, puede provocar que actividades rutinarias como el comer, beber o incluso moverse sean extremadamente difíciles de realizar. Si se presentan infecciones en el abdomen, estas pueden llevar a fallas en los riñones y a la formación de hernias umbilicales o inguinales.
¿CÓMO SE TRATA Y CÓMO PREVENIRLA?
Una vez que ha sido detectada la enfermedad, el médico podría recomendar iniciar con cambios en la dieta como en los hábitos de consumo. Esto puede ser el dejar de tomar alcohol como en la cantidad de líquidos que se toman.
En el caso de la dieta, se reducirá el consumo de sal, así como llevar una dieta baja en sodio evitando consumir sustitutos de sal que contengan potasio. Los niveles de potasio en el cuerpo se verán incrementados con la medicina que se recete para combatir la enfermedad. Para comenzar a bajar la cantidad de líquidos en el cuerpo, se deberán consumir medicinas diuréticas.
Cuando la ascitis ya está en etapas avanzadas o complicadas, podría ser necesario extraer el líquido directamente del abdomen por medio de una aguja, pero esto solo se realiza en caso de que los diuréticos no tengan efecto.
Además, se puede recurrir a procedimientos más extensos como son la derivación portosistémica intrahepática transyugular conocida como TIPS (por sus siglas en inglés). Para realizarlo, se coloca un dispositivo de metal de tamaño pequeño de nombre stent que permitirá mantener una conexión abierta entre la vena porta y la vena hepática en el hígado.
Con esto, se puede drenar la sangre de vuelta desde el intestino al corazón evitando el hígado. Dependiendo de la complejidad el proceso podrá durar varias horas, pero en promedio no toma más de una o dos. Al finalizar el paciente se mantendrá en observación.
Para prevenir que esta enfermedad aparezca, se pueden tomar medidas como el dejar de consumir alcohol y dejar de formar. Limitar el consumo de sal como realizar ejercicio regularmente y mantenerse en un peso ideal.
El incremento en el volumen del abdomen también puede darse por cuestiones genéticas como por una distensión o inflamación abdominal, por lo que, en caso de presentar algún síntoma, se debe consultar al médico para tener un diagnostico acertado.