La llegada de la pandemia por Covid-19 causó temor en el mundo entero debido al índice de mortalidad que causó a una velocidad inimaginable, sin embargo, alguien tenía que hacer frente a la situación para salvar la vida de los ciudadanos y seguir dando atención al resto de los pacientes con otro tipo de enfermedades: los médicos.
Cada uno con sus diversas especialidades, experiencia y valentía siguió dando lo mejor de sí a pesar del riego que significa ser médico en medio de este contexto. Ejemplo de ello es el doctor Héctor Hugo Escutia Cuevas, Cardiólogo Intervencionista quien actualmente ofrece atención médica en el Hospital Regional ISSSTE Puebla, en el Hospital Mac Puebla y en el Hospital Betania, quien entre sus vivencias compartió que durante un año dejó de ver a su familia para evitar exponerlos.
Su conocimiento y sensibilidad humana fueron la base para afrontar el reto que su profesión exigía, aunque, el hecho de haber tenido el antecedente de otras enfermedades de gravedad -como lo fue la Influenza- le dio la experticia para manejar la situación.
“No es la primera vez que nos toca una pandemia de estas características; a lo mejor esta fue un tanto más intensa y un poco más comprometedora en cuanto desconocimiento y en cuanto incertidumbre, pero aquí realmente afianzamos mucho de los conocimientos que ya veníamos empleando anteriormente. Aquí el reto fue que tuvimos que ser las personas que mantuvieron la calma dentro de un mar de incertidumbre, lo cual fue lo más complejo”, compartió con El Sol de Puebla.
¿Cuáles son los aprendizajes que deja esta pandemia para los médicos?
“Más que aprendizaje fue un reafianzamiento de las conductas y de la ética que debe tener un médico al momento de estar abordando tanto un paciente como a una población. El paciente sigue acudiendo a ti con o sin la presencia de una pandemia, y tú tienes que responder de la mejor manera. Independientemente de que si hay o no una pandemia tienes que ayudar a resolver su problema; y lamentablemente muchos de los colegas se perdieron en el camino debido a esta enfermedad”
¿Cómo ha sido su experiencia?
“Todos estuvimos proclives en algún momento a infectarnos por el virus, pero al final de cuentas, sabíamos que no podíamos detenernos y la enseñanza fue esa, que incluso en los peores momentos de la vida o en los peores momentos de la sociedad, los médicos vamos a ser uno de los bastiones de resistencia y de apoyo para toda la gente.
De manera personal el reto al que me enfrenté fue que me tuve que aislar del contacto familiar y del contacto de amigos sabiendo que yo era un individuo de alto riesgo de contagio para ellos por el simple hecho de estar todos los días tocando a pacientes con esta enfermedad (…) y fue aún más complejo para aquellos que tienen hijos en casa porque salían de un hospital para su casa y de su casa al hospital porque nunca dejaron de trabajar.
En mi caso no vi a mi familia durante un año entero, sobre todo sabiendo que hay gente de riesgo en casa. Y esto solo es un ejemplo de lo que se tuvo que hacer, porque uno que tenía que estar ahí al pie del cañón, ayudando”.
¿Qué representa ser médico?
“En primer lugar es una responsabilidad de tiempo completo, hay que estar 24/7. Bajo este contexto la primera definición que le pudiera dar es que una gran responsabilidad de todos los días. La segunda definición es disciplina y la tercera es benevolencia, porque te vuelves una persona que quiere ayudar a los demás a expensas de lo que esto te cuesta e incluso a expensas de lo que tengas que dejar por una pandemia. La contingencia vino a afianzar todo esto: el que quería ayudar estuvo y el que no quiso ayudar o tuvo miedo, no estuvo. Todos tuvimos miedo, pero al final de cuenta todos quisimos ayudar”.
¿Qué decirle a los nuevos médicos en formación?
“Siempre hay que disciplinarse y cada día ser mejor porque entre más crezcas tú, más crece tu entorno y ayudas mejor a la gente y a la sociedad en general”.
“Otro consejo muy importante es que vivimos en un entorno social, el cual, requiere siempre de buenos ejemplos, de buenas conductas y que requiere de buenos vestigios de ética, y tú como médico puedes ser ese lugar donde hay un vestigio de ética, donde haya un punto o un faro de conciencia de benevolencia de buena práctica”.
“La práctica médica a veces es ingrata, porque no siempre te deja lo que tú esperas o muchas veces te puedes dejar malas experiencias, pero es parte del todo porque no siempre todo va a ser a favor”.
¿Qué decirle a los colegas que se quedaron en el camino?
“Siempre es un hecho muy lamentable, pero al final de cuentas somos seres humanos que también nos infectamos, también nos enfermamos y también fallecemos. Ellos nos ayudaron a trazar en este momento el camino para que, independientemente de la tragedia, estemos ahí de la mejor manera. Ellos nunca dejaron de trabajar y nosotros tampoco podemos dejar de trabajar; y creo que los que nos quedamos aquí nos quedamos con ese buen ejemplo”.
RECONOCE LABOR DE SUS COLEGAS
Bajo este contexto, el doctor Héctor Hugo Escutia reconoció la labor de sus colegas y recomendó a los nuevos médicos en formación a nunca perder de vista tres puntos fundamentales que distinguen a un gran médico: disciplina, ética y benevolencia.