Diversos son los padecimientos que pueden sufrir los bebés, incluso desde su gestación, aunque la mayoría de ellos o casi todos suelen ser imperceptibles al nacer y sólo se vuelven detectables con el paso de los años, pero existen otros como el pie equino varo que se pueden identificar desde el alumbramiento e incluso se tiene la posibilidad de atenderlos desde ese momento.
En el caso de este padecimiento, de acuerdo con la Mayo Clinic, se trata de una variedad de anomalías que se presentan en uno o los dos pies del recién nacido, generando que tenga una forma o posición torcida, lo que les causa dificultades para caminar, requiriendo de una terapia de largo plazo para poder corregir el mal y permitir una mejor movilidad del paciente.
¿Cómo surge el pie equino varo?
Esta enfermedad es provocada debido a que los tejidos que conectan los músculos al hueso, conocidos como tendones, al formarse son más cortos que lo habitual, sin que esto afecte algún otro órgano o función del cuerpo; puede ser considerada leve o grave, además de que la mitad de los niños que la padecen sufren el problema en ambas extremidades.
Dentro de las características que tiene un pie con este mal se encuentran:
- La parte superior doblada hacia abajo y hacia adentro, aumentando el arco y girando el talón hacia adentro
- Pie torcido dando el aspecto de verse al revés
- La pierna o el pie afectado ligeramente más corto
- Los músculos de la pantorrilla afectada subdesarrollados
- Ninguna molestia o dolor
Hasta el momento las causas que originan este padecimiento son desconocidas, aunque se piensa que puede ser resultado de una combinación de la genética y el entorno, como antecedentes familiares, enfermedades congénitas y líquido amniótico insuficiente durante el embarazo, además de que se ha comprobado que los niños suelen tener el doble de probabilidades de sufrirlo que las niñas.
¿Cuál es el tratamiento para el pie equino varo?
Sobre la forma de diagnosticarlo, en la mayoría de los casos se puede reconocer al poco tiempo del nacimiento mediante la observación de la forma y el posicionamiento del pie, pero a fin de confirmar el caso, el médico puede solicitar una radiografía, además de que con ella se podrá determinar la gravedad de la situación e incluso se puede determinar antes del nacimiento con una ecografía.
Si bien la cura implica un proceso largo, comúnmente este problema puede ser corregido exitosamente sin cirugía y sólo se suele recurrir a ella más adelante como seguimiento; para ello se recurre a estiramientos y un yeso, conocido como el método Ponseti, ejercicios de elongación, zapatos especiales y dispositivos de inmovilización, aprovechando que los huesos, las articulaciones y los tendones de un recién nacido son muy flexibles.
Finalmente, cabe puntualizar que si no es atendido, el pie equino varo puede desencadenar problemas más graves como artritis, baja autoestima, incapacidad para caminar con normalidad, además de problemas producidos por los ajustes para caminar como impedir el crecimiento natural de los músculos de la pantorrilla, llagas o callosidades en el pie e incluso un andar extraño.