Poblanos sufren padecimientos del sueño durante la pandemia

Advierten sobre los peligros colaterales de no dormir adecuadamente

Daniel Cruz Cortés | El Sol de Puebla

  · sábado 19 de marzo de 2022

También los padecimientos metabólicos y cardiovasculares registraron un alza. Foto: Freepik/jcomp

Al adoptar un estilo de vida sedentario durante la pandemia de Covid-19, principalmente a causa del confinamiento y cese de actividades fuera de casa, algunos padecimientos como los metabólicos y cardiovasculares registraron un alza en su incidencia; aunado a ello la ocurrencia de los trastornos del sueño creció hasta en un 60 por ciento en Puebla.

Lo anterior fue dado a conocer por Coral García Serrano, médica cirujana con especialidad en otorrinolaringología, de la unidad de atención ambulatoria del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Puebla, a esta casa editorial.

La especialista comenta que, aunque existen poco más de 100 patologías relacionadas a la falta de sueño, las principales son: somnolencia diurna, la cual se presenta en personas que no pueden dormir por la noche y por la mañana tienen deuda de descanso; el insomnio, que se relaciona a la incapacidad de poder conciliar el sueño; y roncopatía, principalmente.

Refiere que de forma general, el IMSS Puebla ha registrado un incremento considerable en pacientes que acuden a atención médica por enfermedades relacionadas al deficiente desarrollo del sueño. Hasta finales de 2019, una tercera parte de la población en la entidad estaba afectada por esta problemática, hoy en día, a dos años de la pandemia de Covid-19, la incidencia subió a dos terceras partes.

Esto resuena especialmente las alertas, pues aunque previamente las alteraciones del sueño eran principalmente vistas en población adulta, hoy le puede ocurrir a cualquiera, desde personas jóvenes hasta infantes.

Los padecimientos cardiacos, diabetes mellitus, insuficiencia vascular y accidentes automovilísticos superan a la Covid-19 como causas de muerte. Foto: Iván Venegas | El Sol de Puebla

Al respecto, señala que los pacientes adultos o adultos mayores con padecimientos cerebrovasculares, neurológicos, cardiacos, metabólicos, obesidad y sobrepeso, son las personas que se encuentran en mayor estado de vulnerabilidad a padecer trastornos como lo es la apnea del sueño.

Esta última enfermedad es especialmente importante, pues consiste en la interrupción de la respiración de forma repentina. Y aunque en la gran mayoría de los casos, el jadeo regresa al poco tiempo, la especialista advierte que es importante tratarlos con un médico, pues los riesgos de vivir un infarto o incluso muerte súbita, son latentes.

Un tratamiento adecuado para corregir esa patología y mejorar la calidad de vida, es la terapia de presión positiva. Esto consiste en enviar dosis constantes de oxígeno al paciente cada vez que deje de respirar, con la finalidad de evitar que la persona ronque y que sus células se regeneren.

Regularmente estas patologías son tratadas por especialistas en otorrinolaringología, psiquiatría, pediatría, neurología y neumología, principalmente. Sin embargo, asegura que en caso de presentar cualquier alteración en los ciclos de sueño, es fundamental acudir a los centros de primer nivel de atención, con el objetivo de realizar un diagnóstico amplio sobre las necesidades de cada persona.

En caso de ser derechohabiente del IMSS, se puede acudir con el médico familiar asignado y pedir que se realice el chequeo correspondiente. En caso de acreditar el diagnóstico preliminar, el paciente será canalizado a un servicio de especialidad, mismo que se otorga en un hospital de segundo nivel.

Para finalizar, García Serrano insiste en la importancia de no minimizar las alteraciones constantes del descanso, pues las consecuencias pueden ser incluso fatales.

En el caso de los infantes que nacieron de forma prematura o que viven con algún síndrome relacionado a esa condición, requieren de mayor atención en el monitoreo del sueño, pues refiere que en muchos casos, la falta de descanso puede producir oxigenaciones que pueden tener desenlaces trágicos.

Para los niños en edad escolar y jóvenes, dichas alteraciones pueden repercutir en un rendimiento académico y personal deficiente, que puede transformarse incluso en irritabilidad y otros trastornos anímicos.

En las personas adultas, el hecho de no poder conciliar el sueño adecuadamente puede generar problemas respiratorios, gastrointestinales, de memoria, e incluso accidentes que puedan poner en riesgo su vida.

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