Puebla es el doceavo estado del país con pacientes diabéticos y en los últimos diez meses se han reportado 12 mil casos. De esta cifra, entre el 85 y el 90% son diabéticos tipo II y el resto, del 10 al 15%, son reparten entre diabéticos tipo I y gestacionales. Un dato preocupante considerando que, los tres tipos de diabetes, pueden provocar complicaciones e incrementar el riesgo de muerte prematura, expone Eduardo Enrique López Villalobos, médico responsable del área de urgencias médico-quirúrgicas UPAEP.
Esta enfermedad crónica que aparece cuando el páncreas no produce insulina suficiente o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce, en gran parte de los casos se pudiera prevenir manteniendo una dieta saludable, haciendo ejercicio regularmente y evitando el consumo de tabaco. Aunque los pacientes con diabetes tipo I, no corren la misma suerte.
“La diabetes mellitus tipo I también es conocida como ´diabetes juvenil´ porque se ha diagnosticado en niños desde los 3 años y en jóvenes de entre los 15 y 25 años (…) Es una enfermedad autoinmune, es decir, la persona nace con el gen pero podría no desarrollarlo nunca e incluso, sus propios padres podrían haber desconocido que eran portadores del mismo”, advierte el médico.
Según datos del INEGI, en México existen aproximadamente 10 millones de diabéticos activos, de los cuales 9.8 millones tienen diabetes tipo II y 200 mil, son diabéticos juveniles.
DIABETES TIPO I, EL PEOR PRONÓSTICO
Lamentablemente la diabetes juvenil o diabetes tipo I, es una enfermedad que no se puede prevenir, aunque se tengan buenos hábitos. Es inesperada, el joven empieza a sentirse mal súbitamente.
El médico refiere que la agudización de la diabetes juvenil se caracteriza porque el paciente empieza presentar un dolor abdominal inespecífico así como cetoacidosis diabética en la que el cuerpo genera una acidosis metabólica, es decir, el paciente empieza a respirar más rápido, tiene taquicardia, sudoración sin fiebre, también puede cursar con periodos de desorientación o de inconciencia intermitentes.
El estado de cetoacidosis diabética es muy delicado asegura el entrevistado, y agrega que además, cuesta mucho trabajo revertir al paciente, es decir, regresarlo a su metabolismo normal. Esto puede llegar a perjudicar de forma aguda su riñón, su cerebro, su corazón, hasta llevarlo a terapia intensiva e incluso terminar con su vida.
A diferencia de los pacientes con diabetes tipo II que se tratan con medicina y pueden mejorar con dieta saludable y ejercicio regular, el diabético juvenil se tiene que tratar con insulina porque su páncreas no la está produciendo de forma adecuada y esto no ayuda a metabolizar los carbohidratos que entran al organismo.
“Desafortunadamente no hay forma de evitar la diabetes juvenil que es la de peor pronóstico porque se diagnostica a más temprana edad y el paciente tendrá que vivir con ella más tiempo; en muchos casos terminan muriendo por falla renal o cardíaca entre otro tipo de trastornos metabólicos que los deterioran más pronto”, concluye.