Hablar de una vida saludable implica seguir una serie de acciones para el correcto funcionamiento del organismo, pero existen cuatro puntos que son clave sin los que los demás aspectos difícilmente pueden generar un nivel óptimo de bienestar, tal es el caso de dormir lo suficiente, alimentarse bien, hacer ejercicio y controlar el estrés, aunque de estos uno que es indispensable.
Y es que en repetidas ocasiones es complicado realizar las cuatro y a su vez gestionar el conjunto de tareas que desempeñamos día con día, por lo que la doctora Safia Debar, especialista en exámenes médicos personalizados de la Mayo Clinic, recientemente dio a conocer que con prestar atención específicamente a uno de estos rubros puede hacer la diferencia en el estilo de vida.
¿Cómo se puede tener un estilo de vida saludable?
De acuerdo con las declaraciones de Debar, hacer un cambio en alguno de estos aspectos puede tener un importante impacto en la salud, pues afirma que todo empieza en el cerebro, pues cuando se tiene un estado de descanso, reparación y relajación es cuando existe una buena salud en general, pues se puede decir que el cuerpo esta funcionando de manera óptima.
Por otra parte esto también puede ser interpretado como el hecho de que el cerebro presente un estado de estrés, en el cual la principal preocupación del cuerpo es enfrentar una o varias amenazas perceptibles, por lo que las demás necesidades físicas pueden quedar relegadas a un segundo plano, y es que de acuerdo con la especialista la percepción de amenaza y la amenaza real son iguales.
¿Cuál es el papel de estrés en la salud?
Es por ello que el estrés es el elemento en el que más atención se debe poner, pues su presencia también puede tener diversos impactos en el sueño, la alimentación y el ejercicio; un ejemplo de ello es cuando el cerebro se encuentra en este estado su pensamiento es a corto plazo y simplemente se centra en sentirse mejor de inmediato, por lo que busca alimentos grasos o con azúcar.
Otra de las situaciones que se dan ante la presencia de estrés es que el cerebro busca realizar acciones que no impliquen un esfuerzo como ejercitarse, pues la información que envía al cuerpo es la necesidad de energía inmediata para conseguir el bienestar; pero en un sentido a la inversa el sueño, la alimentación y el ejercicio pueden afectar la forma en que manejamos el estrés.
Una forma de saber si esto está sucediendo es cuestionando si el sueño es bueno, pues puede ser un área que requiera atención con aspectos como dormir temprano e incluso modificar la rutina completa; otra de las señales puede ser la presencia de problemas digestivos, lo que implicará hacer modificaciones en la alimentación e incluso preguntarse como la vida social afecta el estado de ánimo.
Finalmente, se tiene que hacer una lista de las cosas que están generando estrés para poder cambiar esa parte de la rutina, preguntarnos qué tipo de ejercicio estamos haciendo y de ser negativa la respuesta buscar moverse más al día, además de cuestionar si nuestra alimentación permite que se tenga un sueño correcto o se tiene que modificar algo.