Terapias de rehabilitación en Puebla se mantuvieron pese a Covid-19

La pandemia fue otro obstáculo, que aunque difícil, las personas con alguna discapacidad motriz han superado también poco a poco

Martha Cuaya | El Sol de Puebla

  · lunes 2 de agosto de 2021

En Puebla un millón 16 mil 831 personas padecen alguna discapacidad. Foto: Bibiana Diaz | El Sol de Puebla

Pese a la pandemia de coronavirus las terapias no esperaron para las personas con alguna discapacidad, pues perder una sesión significaría un retroceso notable. En Puebla un millón 16 mil 831 personas padecen alguna discapacidad, limitación o problema mental, de ellos 300 mil 150 habitantes tienen alguna discapacidad motriz, tal es el caso de Yaretzi García González, una pequeña de cuatro años de edad a quien le diagnosticaron Displasia de Cadera Bilateral.

Al cumplir dos años se le detectó dicha enfermedad, la cual la llevó a visitar constantemente los quirófanos, pues pasó por seis operaciones a fin de tener movilidad en sus extremidades, no obstante, la respuesta de los médicos era la misma, Yaretzi no podría caminar jamás.



Foto: Bibiana Diaz | El Sol de Puebla

Debido a que su madre labora como empleada doméstica se buscaron opciones de terapias que pudieran costear, pues una sesión ronda entre los 600 a 800 pesos, por tanto, entre los tantos especialistas con los acudió, llegó al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Sin embargo, un descuido ocasionó que la rehabilitación se perdiera por completo, ya que la pequeña se cayó por falta de supervisión de la fisioterapeuta, lo que provocó una nueva intervención quirúrgica.



Tras esto, con esperanza, Adaí González la madre de la niña buscó continuar con las terapias y no perder la fe para que su pequeña pudiera realizar las actividades que una persona “normal” haría, pues el amor por ella la motivaba a seguir adelante.

Por si esto fuera poco, Yaretzi también sufría de estrés postraumático debido a que durante una de las tantas cirugías que se le hicieron despertó y observó la intervención, por tanto, con las penas encima, y la preocupación por mantener a dos niñas más fue como Adaí tuvo que ingeniárselas para ayudar a su hija.

“Lamentablemente ella a sus dos añitos que tenía, ella se daba cuenta de todo, hablaba de que la iban a matar, que le sacaban mucha sangre y psicológicamente ella también estaba traumada… ella no hacía nada, no caminaba, la traía todo el tiempo en mis brazos”.

Con lágrimas en los ojos, Adaí quien vive en la comunidad de Guadalupe Tecola refiere que Dios la ha ayudado, pues a los cuatro años de su hija y tras la crisis sanitaria provocada por el virus SARS-CoV-2, su niña ya camina y el diagnóstico que le dan es de mucho aliento.