¿Sabías que existe un sacerdote mexicano que se convirtió en luchador? La historia del padre Sergio Gutiérrez Benítez, mejor conocido como Fray Tormenta es una de las más conmovedoras de nuestro país, misma que alcanzó una fama de nivel internacional por ser llevada a la pantalla grande en Francia y Estados Unidos, además de que fue un personaje que se convirtió en un “ídolo” de la lucha libre, tanto en Japón, como en Canadá y la Unión Americana.
Este famoso cura nació el 5 de febrero 1945 en el municipio de Metztitlán, en el estado de Hidalgo y tuvo 16 hermanos siendo el segundo más joven; sin embargo, sufrió de adicciones durante su adolescencia, mismas que abandonó al encontrar su vocación religiosa.
A la edad de 22 años fue admitido en la Orden de los Escolapios y, por ser un alumno excepcional, fue enviado a estudiar filosofía y teología a España e Italia. Fue hasta 1970 cuando regresó a México y se estableció en el puerto de Veracruz, para trabajar con prostitutas, drogadictos y delincuentes; tiempo después comenzó su aventura en los cuadriláteros y a lo largo de los años combinó su vocación de cura con el pancracio.
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¿Por qué el sacerdote se convirtió en el luchador Fray Tormenta?
Luego de que fuera ordenado el 26 de mayo de 1973, conoció y trabajó junto al Padre Chinchachoma, con quien inició un proceso de escisión del grupo, en el que el padre Sergio Gutiérrez decidió hacerse cargo únicamente de los niños huérfanos y desamparados, por lo que después fundó su orfanato en Texcoco.
A lo largo de su caminar, primero como vicario y después como párroco, por varios templos de la Diócesis de Texcoco, el número de personas a su cuidado aumentó hasta alcanzar la cifra de 250 niños y jóvenes, por lo que la falta de recursos económicos para solventar a tantos a su cargó, fue lo que lo orilló a volverse luchador.
Este deseo nació durante una noche de “desvelo involuntario” al ver por televisión la película “El señor Tormenta”, lo que le dio la idea de que la lucha libre podría ser la solución a los problemas económicos de la Casa Hogar y fue esa misma noche que adoptó el nombre de Fray Tormenta: “Fray por ser religioso y Tormenta en honor al protagonista de la película”, confesó en alguna ocasión.
“Al principio nadie me quería enseñar a luchar; fui con los mejores luchadores, pero no me pelaban, hasta que llegué con José Ramírez, quien trabajaba en las arenas chiquitas. Me paraba a entrenar a las cuatro de mañana, pues a las seis y media tenía que estar en la parroquia, ya que celebraba Misa de siete. Así fue durante un año, aunque a los tres meses ya quería aventar la toalla. Eran muy rudo el asunto”, cita el portal Desde la Fe.
Fue así como Fray Tormenta se dedicó a la lucha especialmente para sustentar los pocos recursos económicos que había en su orfanato, pues su principal motivo era ayudar a los niños y jóvenes para que pudieran estudiar y no cayeran en el mundo de las drogas, incluso, en el 2013, en la arena López Mateos, hubo una función de lucha en beneficio de su Casa Hogar.
A lo largo de más de 45 años y con la ayuda de los feligreses y de su actividad como luchador, de su orfanato han logrado salir más de dos mil 500 niños y jóvenes, a los que llamaba cariñosamente sus "cachorros".
La historia del padre luchador llegó a Hollywood
La historia de vocación por la religión y las luchas, así como su amor por los huérfanos a los que ayudaba fueron fuente de inspiración para varias películas, siendo la más famosa la llevada al cine estadounidense bajo el título de Nacho Libre, encarnada por Jack Black en 2006 y filmada en México, que retrata como una comedia, la historia del sacerdote y su lucha por ayudar a niños de bajos recursos.
Actualmente, Fray Tormenta está retirado del ring, sin embargo, sigue usando su máscara en algunos eventos litúrgicos y hasta la fecha continúa con su labor altruista, vendiendo, entre otras cosas, máscaras originales usadas por él.