Las redes sociales son un arma de doble filo que en ocasiones muestra cosas que no existen y son solo apariencias, recientemente un joven creador de contenido llamado James subió a su canal de YouTube un video en el que muestra como fue que logró que las personas hicieron largas filas para un restaurante de ramen ficticio.
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El realizador de la broma es de origen japonés, pero residen en Australia y anteriormente laboraba en un lujoso lugar de comida que presumía únicamente trabajar con ingredientes frescos, sin embargo, James lo desmintió.
¿Cómo lo logró?
Para llevar a cabo este experimento, James tuvo que conformar un equipo con sus amigos quienes en tan solo 7 días lograron crear un sitio web y montar una locación para la “exclusiva experiencia” llamada Nise Kyushu Jangara Ramen, según la descripción de la página de internet, esta solo estaba disponible 2 veces al año sin costo alguno.
“Comparamos nuestro trabajo con el de las obras de arte de un museo. Por lo tanto, al igual que en muchos museos, nuestros servicios son gratuitos. Solo se puede entrar sin cita previa”, se lee en la descripción.
El plan requirió únicamente de 70 paquetes de fideo instantáneo, mobiliario para recibir a los comensales, palillos, cucharas y macetas de plástico que fueron usadas como tazones para ramen para darle un toque futurista, todo fue montado en la casa de un amigo del joven visionario y ya con todo listo, además fue contratado un Dj para ambientar la hora de los alimentos.
Muchos se formaron para la experiencia
El gran trabajo de marketing que llevó el creador de contenido lo otorgó la fama de un lugar exclusivo sin siquiera existir, para una de sus dos experiencias anuales le escribió a algunos influencers australianos para ofrecer un intercambio de su promoción en redes sociales por un plato del “ramen gourmet”, estos aceptaron de inmediato y la cantidad de gente interesada incrementó.
A través de un video de TikTok, James compartió que la fila de personas que esperaban probar el platillo superaba la cuadra y se formaron horas antes, pues mencionaba que al ser una experiencia única solo estaban disponibles 70 porciones sin posibilidad de reservar un lugar previamente.
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Si bien fue cierto que se sirvió el platillo a todos aquellos que alcanzaron un lugar, no era “gourmet” como lo había prometido el joven chef, si no que se trataba de comida instantánea servida en un restaurante que no existe, por lo que pudo probar que basta una buena campaña de publicidad para provocar grandes filas.